La caída del imperio maya

La cultura maya estuvo formada por un grupo étnico de guerreros, eruditos, sacerdotes y agricultores que se expandió en Centroamérica en un territorio que abarcaba 400.000 kilómetros cuadrados teniendo como límites el Golfo de México y el Mar de Antillas donde hoy en día se encuentran parte de México, Guatemala, El Salvador, Belice, Honduras, Nicaragua y Costa Rica

Territorio ocupado por los mayas que abarca desde el sur de México a los países que constituyen Centro América.

El pueblo maya nunca fue un imperio como los aztecas en México o los incas en los Andes sino una serie de ciudades-estado independientes que estaban unidas por similitudes culturales de lengua, religión y comercio. Cada una de estas ciudades estaba gobernada por su propia nobleza dinastica, y todas compartian la misma herencia cultural y religiosa. Algunas de ellas como Palenque, Uxmal, Chichén Itzá, Quiriguá, Copán y Tikal se hicieron tan grandes y poderosas que fueron capaces de conquistar a otras ciudades y controlarlas política y militarmente.

El templo principal de Tikal.
Foto: Wikimedia Commons

También desarrolló una cultura que debió de comenzar hacia el año 1800 a.C y que alcanzó su mayor cenit y esplendor durante su llamada “época clásica” que abarca los siglos III y IX, un periodo en el que Europa vivió un período de oscurantismo y su viejo idioma aún puede oírse en muchas comunidades indígenas nativas de Guatemala como el K’iche’, Kaqchikel, Tz’utujiil, Mam, Yucateca, Q’anjob’al y principalmente por el pueblo Ch’orti’ que habita un vasto territorio del Oriente de Guatemala, El Salvador y Honduras. Esta lengua maya moderna desciende del viejo idioma de los mayas ha permitido con su estudio avanzar mucho en el entendimiento de su cultura.

Una cultura que fue plasmada en unos códices que suelen estar plegados en forma de acordeón con sus hojas separadas por medio de líneas rojas horizontales y que se leen de derecha a izquierda. Los mismos servían a sus sacerdotes para predecir el futuro y establecer los días adecuados para emprender determinadas actividades como tejer o cazar. Cuando se intentó entender este lenguaje escrito allá por el siglo XVIII los primeros investigadores no entendieron su significado y los llamaron ‘jeroglíficos’ ya que había similitudes con el antiguo sistema de escritura inventado por los egipcios hasta que se descubrió que esta escritura maya no tiene ninguna relación con la egipcia sino que se basa en un sistema silábico combinado con ‘glifos idiográficos’ aparte de disponer de un sistema de abecedario para deletrear las palabras

Alfabeto maya
Numeración maya. Fuente Wikipedia

Porque los mayas usaban las vocales a, e, i, o, u. con una pronunciación similar a la del castellano actual pero desarrollando símbolos para la mayoría de las consonantes cuando estas iban acompañadas de una vocal. Es decir que sílabas como cha, che, chi, cho, chu; la, le, li, lo, lu; ma, me, mi, mo, mu; ta, te, ti, to, tu; etc. tienen sus propios ‘glifos

Glifo maya

Con este sistema cuando necesitaban una sílaba que terminara en una consonante como ‘tab’ usaban las glifos de las sílabas ‘ta’ y ‘ba’ y los leían sin pronunciar la ‘última a’. Se trata de un sistema de escritura con pictogramas, glifos y representaciones fonéticas en la que unas combinaciones de ‘glifos’ significan sílabas (silabogramas ) y otras significan palabras enteras, (logos o logogramas). Hasta el momento se han descifrado unos 250 silabogramas y otros 500 logos y se ha podido entender muchas de sus ideas y hechos.

El soporte usado para escribir estos códices fue una forma de papel que ellos desarrollaron en los inicios del siglo V al que llamaban huun y que se obtenía mediante un proceso de remojado y machacado de fibras de higuera a las que luego añadían una capa delgada de cal o estuco para darle tersura. Sobre este material escribieron usando unos pinceles de pelo de conejo de diversos grosores. Usaban colores de origen mineral disueltos en agua, creando así una tinta aguada parecida a la acuarela de carbón negro de hollín con rojos conseguidos con hematita (óxido férrico) y hermosos azules, verdes y amarillos.

Cuando los españoles llegaron al Yucatán en el siglo XVI todavía había miles de aquello “códices” que eran usados por los descendientes de esta poderosa civilización pero todos se han perdido y actualmente sólo nos quedan tres y una parte de un cuarto que son los que han sobrevivido hasta nuestros días. Los dos más importantes están ligados a la figura del conquistador Hernán Cortés que los envió personalmente a Madrid a la corte del Rey Carlos V, como un conjunto de “curiosidades” que él describía como «los libros que acá tienen los indios«.

El primero y el más bello de todos es el Códice de Dresde guardado en la Sächsische Landesbibliothek (SLUB), la biblioteca estatal de Dresde, Alemania, que posee 39 hojas de 20.5 x 9 cm pintadas en ambos lados y que alcanza desplegado una longitud de 3.5 m. La historia de este códice parte de cuando desde Madrid llegó a Viena, donde el Rey Carlos V tenía una de sus residencias donde fue redescubierto en el año 1739 por Johann Christian Goetze que dirigía la Biblioteca Real de Sajonia en Dresden en una colección privada, donándolo a esta biblioteca en el año 1744.

Y durante otros 70 años pasó inadvertido, hasta que en 1810 un destacado científico alemán llamado Alexander Von Humbolt lo dio a conocer en sus “Vues des cordillérres et monuments des peuples indígenes de l’Amérique” que incluía reproducciones de algunas de sus páginas. A partir de entonces se hizo muy famoso y en los siglos XIX y XX continuó siendo reproducido por distintas personas que visitaron la ciudad y que lo fotografiaron . Gracias a ello se conoce entero porque sufrió severos daños en 12 de sus páginas durante la Segunda Guerra Mundial, cuando la ciudad de Dresde fue bombardeada por los aliados

Páginas del códice de Dresde

En este códice se explican muchos detalles del calendario y del sistema numérico de los mayas y en el mismo hay secciones dedicadas particularmente a la deidad lunar, un calendario de Venus vinculado al sol y la luna. También en sus páginas 51 a 58 aparece reflejado la importancia y el profundo análisis que los mayas dieron a los eclipses de sol, ya que dispone también de un calendario para prevenir los eclipses. Las 74 páginas de este código se pueden descargar en este enlace

El segundo gran Códice que ha sobrevivido es el Códice Tro-Cortesianus o códice Madrid que se cree puedo ser elaborado a finales del siglo XV en la parte occidental de la península del Yucatán. Tiene 56 hojas pintadas por ambas caras, y en un principio ambas estaban separadas en dos secciones, conocidas como el Códice Troano y el Códice Cortesano pero finalmente fueron unificadas en el año 1888.

En este códice pueden verse almanaques, horóscopos y tablas astrológicas con temas diversos como las enfermedades, las cosechas y ritos para provocar la lluvia entre otros temas .

Páginas del Códice Tro-Cortesianus

Actualmente se encuentra en el Museo de América en Madrid y sus 112 páginas de este código se pueden descargar en este enlace

¿Por qué se han perdido aquellos viejos códices mayas? Todo se debe a la conquista española de aquellas tierras hecha en 1521 por aquel conquistador español llamado Hernán Cortés. Uno de sus compañeros llamado Pedro de Alvarado derrotó a los mayas en 1524 gracias a la ventajas que tenían sus tropas al disponer las mismas de caballos, armaduras de metal, espadas de acero y ballestas que devastaban las filas de los guerreros nativos. No fue eso lo peor sino que aquellos conquistadores españoles también les llevaron una serie de enfermedades como la viruela, la peste, la varicela, y las paperas para las que los mayas no tenían ninguna inmunidad y su población fue diezmada en más de un tercio entre los años 1521 y 1523.

Pedro de Alvarado (1485-1541)

Tras la conquista de las tierras mayas aquellos españoles también destrozaron su cultura. Alonso de Zorita escribió en 1540 que él mismo había visto multitud de códices mayas en el Altiplano de Guatemala que “narraban una historia de más de ochocientos años atrás y que le fueron interpretados por Indígenas muy ancianos” pero los celosos sacerdotes enviados desde España para evangelizar a aquellos nativos decidieron quemar todos aquellos códices- piezas claves para entender al mundo maya- provocando una de las mayores tragedias culturales de la historia.

Fray Bartolomé de las Casas (1484-1566 )

El mismo Fray Bartolomé de las Casas, aquel gran fraile dominico español, famoso por su defensa de los derechos de los pueblos nativos de las Américas se lamentó cuando descubrió que aquellos libros habían sido destruidos y escribió: «yo aún pude ver restos quemados de estos libros que fueron vistos por nuestros clérigos, como material que podrían dañar a los Indígenas en materia de religión, ya que se encontraban en el inicio de su conversión«. Los últimos en ser destruidos en la Península de Yucatán lo fueron en julio de 1562 por órdenes de Fray Diego de Landa y los de Tayasal en Guatemala, la última ciudad de América en ser conquistada por España fueron devastados en 1697.

Pero los españoles, en realidad solo terminaron con los últimos restos de aquella cultura porque la misma ya estaba en decadencia. Entre los siglos IX y X el pueblo maya había entrado en colapso en las tierras bajas centrales y grandes ciudades-estado como Tikal que durante más de 1.000 años, fue una de las ciudades más grandiosas del imperio Maya y hogar de más de 100.000 personas a mediados del siglo IX, fueron abandonadas.

El por qué colapsó aquella gran civilización maya ya fue anticipado por Jared Diamond en su libro “Collapse” de 2005 en donde presentaba la teoría de que una sequía prolongada, exacerbada por una deforestación desacertada, obligó a las poblaciones mayas a abandonar sus ciudades. Esa hipótesis finalmente ha sido confirmada por evidencias arqueológicas.

En un estudio realizado por investigadores de la Universidad Estatal de Arizona se analizaron datos arqueológicos de todo el Yucatán para alcanzar una mejor comprensión de las condiciones ambientales cuando el área fue abandonada descubriéndose que a una reducción severas de las precipitaciones se añadió una rápida tasa de deforestación de las zonas habitadas por los mayas. Todo debido a una causa concreta: los mayas quemaban y talaban sin control los bosques para obtener tierra para su agricultura.

Otro estudio geoquímico publicado en Nature Geoscience analizó la huella de carbono que la vegetación dejó en el suelo en las tierras bajas mayas y mostró que aquellas ciudades crecieron sin ningún tipo de control y que la tala de árboles a la que sometieron su entorno fue tan descontrolada que cuando llegó la sequía el medio ambiente que les daba de comer ya estaba dañado de manera irreparable.

También investigadores de la Universidad de Columbia aplicaron un modelo informático a la deforestación del Yucatán y realizaron simulaciones para ver cómo esto habría afectado a la lluvia. Sus conclusiones fueron que la rápida deforestación exacerbó una sequía ya severa y que la falta de cobertura forestal también contribuyó a la erosión y el agotamiento del suelo.Las selvas sufrieron un destrozo tan intensivo que aún hoy, más de mil años después, todavía no se han recuperado por completo.

La idea de los mayas contaminando su entorno hasta ser imposible el vivir en el mismo nos deja una inquietante analogía con la época actual ya que ahora sabemos que cada vez contaminamos más nuestro planeta por lo que la caída de aquella civilización es una oscura advertencia sobre nuestro propio futuro.

Fuentes:

Smithsonian Magazine

Gizmodo

Odisea 2008

2 Comentarios

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