Sobre cabezas cortadas

Estudiar la decapitación es un tema espinoso porque existen muchas leyendas urbanas sobre este tema y algunas afirman que la muerte podría no ser inmediata. Incluso en el año 1905, el médico francés Gabriel Beaurieux ya describió unas observaciones sobre la cabeza cortada del asesino Henri Languille afirmando que pronunció su nombre en voz alta y que sus ojos se fijaron en los suyos.

La decapitación, mediante espada o hacha, siempre fue un privilegio reservado a los nobles pero con el problema de que la misma requería una gran habilidad por parte del verdugo para realizar esta ejecución y si el mismo no era experto a veces los repetidos intentos del mismo para cercenar la cabeza del condenado, daban lugar a escenas dantescas; eso fue lo que le pasó a Thomas Cromwell cuando Enrique VIII lo condenó a muerte por alta traición y el 28 de Julio de 1540 fue ajusticiado en la Torre de Londres por un verdugo adolescente e inexperto que tuvo que hacer tres intentos para decapitarlo.

Sin embargo la decapitacion empezó a considerarse como ‘muerte digna’ cuando en el siglo XVIII los doctores Joseph Ignace Guillotin y Antoine Louis, junto con el artesano y mecánico de origen alemán Tobías Schmidt, desarrollaron y pusieron  en marcha el invento de la guillotina en Francia. 

Joseph Ignace Guillotin (1738-1814). Museo Carnavalet, París

Guillotin era uno de los diez diputados que representaban a París en la Asamblea Nacional Constituyente, de 1789 y propuso a la misma que todos los condenados a muerte fueran decapitados por una máquina que asegurara su muerte de la forma menos dolorosa posible. Al principio, no le hicieron mucho caso y tuvo que insistir, y esperar hasta que a finales de 1791 se aprobó la ley por la que todos los condenados a muerte en Francia debían ser decapitados, para que la pena de muerte fuera igual para todos, sin distinción de rangos ni clase social”, y se ordenó la fabricación de una máquina para ello. 

Las máquinas para decapitar ya existían en Alemania, Italia, Escocia y Persia y en la antigua Roma se utilizaba un primitivo antecedente de la guillotina. Guillotin tomó como modelo esos antiguos instrumentos de ejecución como la mannaia utilizada en Italia desde el s. XV, el Halifax gibet usado en Inglaterra o el maiden de Escocia que se empleaban para ejecutar sólo a los aristócratas o clérigos cuando por sus acciones se les consideraba reos de la pena capital y modificaron hábilmente aquellos prototipos aplicando sus conocimientos anatómicos y quirúrgicos para crear su máquina cortadora de cabezas. 

Construyeron el primer modelo en 1792 que fue presentado por el Dr. Guillotin a la Convención (hay un célebre cuadro de Herterich que plasma este histórico momento) y este fue el informe razonado sobre el modo de decapitación emitido por el Doctor Louis el 17 de marzo de 1792.

Las “mejoras” más significativas de esta nueva máquina para decapitar se basaban en la altura desde la que caía la cuchilla de acero y el elevado peso de ésta, que garantizaban una velocidad y fuerza adecuadas, además del ángulo de 45 grados de su borde, que facilitaba el “corte”. 

Al principio, llamaron a la máquina “Louisette” o “Louison“, no se sabe si por el nombre del cirujano Antoine Louis -como dicen unos- o “en honor” del Rey; aunque esos nombres no tuvieron éxito entre el pueblo, que prefirió llamarla guillotina.

El primer ejecutado en la guillotina fue un bandido llamado Nicolas Jacques Pelletier, el 27 de mayo de 1792 y el último guillotinado en Francia fue Hamida Djandoubi, el 10 de septiembre de 1977. Existe una leyenda urbana que afirma que Guillotin murió por su propio invento pero nada más falso porque aunque llegó a estar encarcelado, durante el “reinado del terror”, fue liberado tras la caída política de Robespierre y murió en su domicilio de París, el 25 de febrero de 1814, a consecuencia de una infección por carbunco en su hombro izquierdo.

Monsieur Guillotin, modificó la cuchilla horizontal por otra de forma oblicua, obteniendo una mayor efectividad en el corte y el resultado final fue que la cuchilla al caer sobre el cuello de ajusticiado separaba la cabeza del tronco a la altura de la cuarta vértebra cervical. Así se pudo alcanzar una «muerte limpia» y sin grandes sufrimiento. Ciertamente durante el instante en el que se cercenan los huesos que unen la cabeza al cuerpo, se debe de producir un gran dolor, pero este será breve, ya que en un par de segundos el ejecutado caerá inconscientes por el efecto de la hemorragia, 

Todas las pruebas biológicas y médicas disponibles indica que los procesos conscientes en el cerebro humano cesan casi simultáneamente con la separación de la cabeza del cuerpo y esto ya se demostró en 1939, por los editores de la revista Journal of the American Medical Association en un relato titulado Decapitation and consciousness por la pregunta de un lector que planteaba la cuestión de si se podía saber cuánto tiempo podían vivir una cabeza y un cuerpo separados.

La opinión más reciente basada en evidencias prácticas la podemos leer en un estudio sobre ratas decapitadas publicado en el año 2011 por Clementina van Rijn y sus colegas de la Radboud University en Holanda en un trabajo en el que registraron la actividad eléctrica superficial de los cerebros de unas ratas decapitadas antes y después del golpe de gracia. Aquellos investigadores holandeses colocaron electrodos en el cerebro de ratas sanas y las decapitaron con una guillotina para estudiar lo qué sucedía en su cerebro durante los segundos y minutos siguientes. Los resultados mostraron que la actividad cerebral disminuyó con rapidez y a los 4 segundos se redujo a la mitad. Este nivel de actividad se considera semejante al de la inconsciencia profunda.

La lectura de este estudio muestra que la decapitación causa un sufrimiento mínimo comparado con el de otros métodos y aquellas crónicas de la Revolución francesa que afirmaban que las cabezas de los guillotinados seguían conscientes más de treinta segundos después de la decapitación, son totalmente falsas. 

Cortar cabezas siempre ha sido una tradición en la historia de la Humanidad y aunque al principio solo se hacía con crimínales y maleantes algunos países decidieron utilizar esta práctica para acabar con tiranos y déspotas, logrando hacer progresar a sus pueblos. Me quedo mas tranquilo sabiendo que aquellos ejecutados no sufrieron tanto como yo pensaba 

Fuentes:

José Ramón AlonsoLa nariz de Charles Darwin

https://es.wikipedia.org/wiki/Decapitación

https://es.wikipedia.org/wiki/Guillotina