Los gallegos tienen a gala el uso de eso que se llama la “retranca”, esa especie de recurso que combina la ironía, diciendo «lo contrario de lo que piensas» , con «la reducción al absurdo«, de exagerar la situación hasta llevarla al ridículo.
Viene a cuento lo que digo porque cuando Don Jose Maria Aznar estaba en la oposición cogió «la muletilla» un día sí y otro también de instar al entonces presidente del Gobierno Don Felipe González a que presentara su dimisión ¿Recordáis su cantinela del: «Váyase señor González» de 1994?
Últimamente el secretario general del PSOE, Don Alfredo Pérez Rubalcaba, ha retomado aquella vieja táctica de Aznar y se dedica ahora con igual ahínco a pedir machaconamente día tras día la dimisión de nuestro presidente del Gobierno alegando que «no es capaz de resolver la crisis política que ha creado tras el caso Bárcenas«. Su slogan en vez del «Váyase» de Aznar es el : «Le pido que renuncie, que lo deje»
No creo que tenga el mismo éxito que tuvo Don José María repitiendo su táctica pero como Don Mariano, es un buen gallego, decidió usar con él «la táctica de la retranca» pidiéndole a Rubalcaba que hiciera el mismo «ejercicio de transparencia que él hizo» publicando las cuentas de su partido y sus declaraciones de renta y patrimonio con esta frase retranquera: «Cuando lo haga tendrá autoridad moral para pedir algo»
Seguramente Don Mariano pesó que»echar balones fuera» con bromas evasivas para eludir darle explicaciones a su jefe de oposición era una buena idea y su contestación es un típico ejemplo de «retranca de buen gallego«.
Pero como «donde las dan las toman» al «retranquero gallego» le ha salido un «competidor sevillano» y este no es otro que nuestro inolvidable expresidente del Gobierno Don Felipe González que ha manifestado que confía en que no se someta al Presidente del Ejecutivo al calvario cotidiano que él sufrió con Aznar de «pedirle la dimisión todos los días» y que espera que Rajoy «tome las decisiones que tiene que tomar para cortar esta situación radicalmente»
Es lo que tiene el «abusar de la ironía» Don Mariano, que «siempre hay otro más gracioso que uno«