
La minúscula pieza de diezmilésimas de milímetro de material genético del COVID-19 ha dado ya pie para hablar de una catástrofe humanitaria y la Organización Mundial de la Salud (OMS) actualmente considera este brote como una pandemia. De hecho su director general Tedros Adhanom Ghebreyesus ha recomendado a los países que se prepararen para una transmisión comunitaria sostenida del mismo. Se puede comprobar en tiempo real cómo avanza el número de contagios y muertes en este mapa interactivo desarrollado por el Centro Johns Hopkins de Ciencia e Ingeniería de Sistemas que recopila el avance de esta infección con los datos de la OMS.

¿Cual será la previsible evolución de esta infección mundial? Pues, a mi manera de ver la misma terminará frenándose pero esto no será por las acciones combativas que vienen en todos los países del mundo sino que será el propio virus el que terminará mutando a una variante mucho menos agresiva para quedarse con nosotros
Voy a tratar de explicarlo. Los primeros casos de neumonía severa asociados a este virus se notificaron en China el 31 de diciembre de 2019 pero el día 7 de enero de 2020 ya se había identificado su genoma que se publicó el día 10 del mismo mes confirmando que se trataba de un nuevo coronavirus del grupo 2B, de la misma familia que el SARS, por lo que se ha bautizado como SARS-CoV-2 y de forma abreviada como COVID-19.

Fuente
Los virus de la familia Coronaviridae poseen un genoma de ARN de sentido positivo de cadena sencilla que varía entre los 26 y los 32 kilobases de longitud y se han identificado en diversos hospedadores como murciélagos, vacas, camellos,ratones, perros y gatos pero nunca han sido muy letales para los humanos, ya que casi siempre han estado asociados a síntomas clínicos leves.
Pero en los primeros saltos entre especies el coronavirus del síndrome respiratorio agudo severo (SARS) (SARS-CoV) que surgió en Guangdong, al sur de China, en noviembre de 2002 resultó muy letal y ocasionó más de 8000 infecciones y 774 muertes en 37 países; igualmente el coronavirus del síndrome respiratorio del Medio Oriente (MERS) (MERS-CoV), que se detectó por primera vez en Arabia Saudita en 2012 fue responsable de 2494 casos de infección con 858 muertes, afectando incluso a Corea del Sur.

Pero una excesiva letalidad va en contra del propio virus porque su mecanismo de actuación es similar al de un hackeo en las células: es decir, entran en ellas para aprovecharse de su maquinaria e inyectar instrucciones, en forma de ARN, para poder fabricar más virones que sigan infectando el organismo.

Una partícula viral madura, denominada virión es simplemente un bloque de material genético rodeado de proteínas que lo protegen del medio ambiente y le sirven como vehículo para permitir su transmisión de una célula a otra. Pero para que ese virus infecte la célula huésped debe de entrar en ella e inyectarle su genoma
El sistema inmunológico de los organismos que le sirven de huéspedes puede defenderse desarrollando anticuerpos, que se adhieren a las proteínas de la superficie exterior del virus para impedirle entrar en las células. Por eso el virus tiene necesidad de mutar para poder continuar replicándose y en cada mutación cambia las proteína que lo recubren en una especie de disfraz, para engañar a los anticuerpos y hacer que las células del cuerpo del huésped lo acepten.
A finales de diciembre de 2019, se descubrió que varios pacientes con neumonía viral estaban asociados epidemiológicamente a un mercado de mariscos de Huanan en Wuhan, en la provincia china de Hubei, donde también se vendían varios animales no acuáticos como aves y conejos. El análisis filogenético del nuevo COVID-19 sugiere que los murciélagos podrían ser el huésped original de este virus; este animal se vendía en el mercado de mariscos en Wuhan pero seguramente hubo otro huésped intermedio que facilitó otro salto zoológico. Ese animal sin identificar (en principio se asoció a un pangolin ) también se encontraría en aquel mercado de Wuhan, porque allí se comerciaba ilegalmente con animales silvestres. El resultado fue que la primera mutación del COVID-19 fue tan grave como la de sus parientes SARS-CoV y MERS-CoV con una letalidad que obligó la construcción de dos nuevo hospitales en Wuhan en cuestión de días, con camas para 2.600 pacientes, y con hoteles y estadios gigantes que tuvieron que ser usados como centros de cuarentena, para casi 10.000 afectados.
Pero este virus parece que está aprendiendo lo cual tiene sentido porque su trabajo es el de evadir al sistema inmunológico humano para crear más copias de sí mismo. Por eso la misma selección natural que ha guiado la evolución de los humanos, plantas y todos los seres vivientes deberá de terminar por afectar al COVID-19 que debería adaptar sus mutaciones a su propia supervivencia. Si este virus, tras infectarlo, mata a su huésped humano en poco tiempo, no tendrá tiempo de infectar a otros por lo que su linaje morirá con él.
El siguiente enlace lo muestra muy claramente. En el mismo puede apreciarse cómo está evolucionando la epidemiología genómica de este nuevo coronavirus con una conclusión evidente: a este virus ‘no le conviene matar’ porque necesitan a seres vivos sanos para poder replicarse y no tiene mucho sentido pensar que vaya a seguir mutando para volverse cada vez más agresivo en sus infecciones.
Lo confirma también un estudio publicado en National Sciece Review. En el mismo se han encontrado dos tipos de mutaciones en el genoma del COVID-19: un «tipo L» y otro «tipo S». La cepa «tipo L» es la de las primeras etapas del brote de Wuhan pero la nueva cepa «tipo S» que ya está infectando a nuevos pacientes apenas tienen síntomas graves y estos son solo portadores del mismo.
La conclusión para mí es clara: la evolución frenará al COVID-19. Si nuestro virus no quiere ser eliminado de la especie humana deberá de terminar evolucionando hacia un nuevo tipo de virus respiratorios de relativa levedad. Como ha dicho el Dr. William Schaffner, especialista en enfermedades infecciosas del Centro Médico de la Universidad Vanderbilt de Nashville lo que el COVID-19 quiere es meter su material genético en nuestras células y secuestrar su metabolismo. Algo así como decirles: “No cumplas tu función habitual. Ahora tu trabajo es ayudarme a multiplicarme”. Yo creo que lo vamos a tener de compañero en el futuro afectando estacionalmente a nuestros pulmones y a las células del sistema gastrointestinal. La buena noticia es que se podrán fabricar vacunas y seguramente este COVID-19 terminará siendo un virus con una tasa de mortalidad relativamente baja.
El COVID-19 ha llegado para quedarse y nos guste o no lo tendremos que incorporar a nuestro catálogo de virus humanos. Esto no es una buena noticia, pero al menos nos quedará el consuelo de que tal vez en unos pocos meses dejará de ser una catástrofe mundial
Fuentes:
Enfermedad del coronavirus COVID-19
Manolo, me dejas pasmado con tus artículos. Este supera con creces a los anteriores. Eres un fiera en todos los temas de actualidad. Un abrazo desde el hospital. Estoy ingresado desde el domingo. El lunes me sometí a una intervención quirúrgica programada y mañana me darán el alta si Dios quiere según me ha dicho la médico.
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Muchas gracias querido amigo. Te deseo una feliz recuperación. Un fuerte abrazo
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