Los zombis son esos ‘muertos vivientes‘ con brazos extendidos y ruidos guturales que nos presentan el cine y las series de televisión , pero-fuera de la ficción – hay una condición en la que los pacientes creen realmente ‘estar muertos’. Se trata de un síndrome ampliamente reconocido por la comunidad científica al que se denomina como “síndrome del cadáver caminante” y también como «síndrome del zombi»
Estar «muerto en vida» es una expresión que hace referencia a una depresión muy profunda pero a veces algunas personas llegan a tener una negatividad tan extrema que experimentan como una condición psicofísica su desconexión de la realidad y esto los llevan a negar algo tan obvio como el «sentirse vivos». Los afectados por este curioso síndrome se caracterizan porque tienen una desconexión total entre los datos que le entran por sus sentidos y como subjetivamente interpretan los mismos por lo que crean otra ‘realidad‘ que les hace pensar que están muertos. En el año 1788 el médico francés Charles Bonnet, reportó el caso de una paciente que creía encontrarse muerta pero tuvieron que pasar casi cien años para que alguien estudiase esta patología de una manera más profunda.
Quien lo hizo fue un neurólogo francés llamado Jules Cotard (1840-1889) que el 28 de julio de 1880 presentó ante la Societé Médico-Psychologique de París un trabajo titulado «Du délire hypocondriaque dans une forme grave de mélancolie anxieuse» (Del delirio hipocondríaco en una forma grave de melancolía ansiosa) en el que describía el caso de una paciente que él había seguido durante varios años junto a monsieur Jules Falret, su Jefe en la Clínica des Vanves.
En este trabajo describía el caso de una paciente a la que denominó ‘Mademoiselle X‘, que con 43 años decía «no tener cerebro, nervios, pecho y entrañas, sino solo piel y huesos». Aquella paciente terminó muriendo de inanición, porque dejó de comer al pensar que su estado era estar condenada a permanecer entre la vida y la muerte y Cotard utilizó un término para esta patología que definió como ‘délire de négation‘ ( delirio de negación) ampliando la descripción de este caso en su libro ‘Maladies cerebrales et mentales‘ publicado en el año 1891. Sus conclusiones fueron que se trataba de un trastorno derivado de un estado depresivo exagerado mezclado con una melancolia ansiosa.
Tras aquel descubrimiento, muchos medicos empezaron a referirse al ‘sindrome del zombi‘ como «delirio de Cotard» y en 1892, Emmanuel Régis (1855–1918) propuso para esta patología el nombre de ‘delirios sistemáticos crónicos‘ hasta que finalmente Louis Jules Ernest Séglas, un psiquiatra francés, considerado un alienista que formaba parte de un grupo de autores franceses que desarrollaron gran parte de sus carreras en el Hospital La Salpêtrière en 1897, consolidó y difundió de manera amplia el término de «síndrome de Cotard»
Fuente
Los relatos clinicos sobre este síndrome han sido numerosos, y hay casos muy curiosos como uno de 1990, en el que un joven escocés tras un accidente de motocicleta donde recibió una fuerte contusión cerebral. salió del hospital convencido de que estaba muerto . Cuando su madre lo llevó a Sudáfrica para que se recuperara él pensó que el calor de aquel país suponía que había ido al infierno, mientras su cuerpo seguía muerto en Escocia.
No se sabe muy bien como se inicia este extraño síndrome pero hay dos niveles distintos cuando aparece: en el primero quienes lo sufren piensan que sus órganos vitales internos se han paralizado, y que su corazón no late, e imaginan a su cuerpo en un estado de putrefacción. Para los afectados esto puede ser tan real que llegan a tener alucinaciones visuales en las que ven a su cuerpo ante un espejo con forma de cadáver y alucinaciones olfativas donde creen oler su carne en putrefacción; también pueden tener sensaciones táctiles de gusanos deslizándose sobre su piel, pero hay una segunda fase más avanzada, en la que el paciente ya defiende claramente la idea de que ‘está muerto’ y pierde el contacto emocional con el mundo.
Existe una película que aborda de manera explícita el síndrome de la ‘muerte en vida‘ de quienes sufren el síndrome de Cotard. Su título es «Thanatomorphose» y trata sobre una joven artista que comienza a percibir como su cuerpo muerto se descompone al mismo tiempo que su vida amorosa. No es un film recomendable para todos los públicos ya que es extremadamente explícito a la hora de mostrar ciertas imágenes pero señala muy bien las sensaciones que tienen las personas afectada por esta patología .
Las modernas investigaciones sobre el «sindrome de Cotard» muestran que hay cambios cerebrales y mentales llamativos y hacen pensar que la distorsión de la realidad de los afectados se provoca por un mal funcionamiento de la parte del encéfalo humano que está asociada al procesamiento de las emociones llamado sistema límbico
Gracias al mismo los seres humanos poseemos la capacidad de reconocer las emociones manifestadas en las distintas expresiones faciales. Esta facultad, requiere la participación de un gran número de estructuras cerebrales, entre las que destacan la ‘amígdala‘, donde hay un grupo de neuronas encargadas de procesar las emociones y otra área cerebral llamada ‘giro fusiforme‘ que se encarga de reconocer los rostros. Cuando hay un fallo cerebral en algunas de estas estructuras el resultado puede derivar en una falta de reconocimiento de las caras ajenas y de la propia que hace que la persona afectada se desconecte de la realidad.
El avance médico para entender este síndrome se produjo en el año 2004 cuando el doctor Steven Laureys en su despacho de la Universidad de Lieja, en Bélgica recibió la extraña llamada de su secretaria que le decía : «doctor tengo paciente que me está diciendo que está muerto«. Ante su sorpresa se encontró con un británico de 48 años llamado Graham que le contó que unos meses antes había intentado suicidarse por electrocución, metiendo un cable de la luz en la bañera y que aquel día se había levantado de la cama con la convicción absoluta de que estaba muerto. Aquel caso llegó hasta los investigadores Adam Zeman, de la Universidad de Exeter, en el Reino Unido, y Steven Laureys, en Lieja, que sometieron a un scaner cerebral a aquel hombre para ver lo que estaba pasando en su cabeza.
El resultado les sorprendió porque mostraba que aunque aquel señor Graham estaba despierto e interaccionando con otras personas su cerebro mostraba una actividad similar a la de una persona en estado vegetativo. La actividad metabólica de su corteza cerebral se parecía más a la de una persona ‘anestesiada‘ que a la de una persona «despierta«. Este caso lo cuenta Helen Thomson en un magnífico reportaje en New Scientist.
Por eso los sujetos afectados por el «síndrome de Cotard» se desconectan visualmente del mundo, y no tienen memoria emocional de los objetos que les rodean; su amigdala, guardian de sus emociones y de las respuestas asociadas a ellas deja de enviarles la excitación y el estímulo que son las razones que nos muestran que ‘estamos vivos’. El ‘síndrome de Cotard‘ es la mejor prueba de que el cerebro humano lleva a cabo tareas muy complejas para interpretar la realidad y cuando este proceso automático falla nos deja con unos sentidos que nos informan incorrectamente sobre el mundo que nos rodea y lo dejan sin significado.
La ‘consciencia’ es una de las capacidades mas misteriosas del ser humano. No sabemos con certeza ni donde reside, ni como funciona, pero es lo único que tenemos para sentir que «estamos vivos»
Fuentes:
Jules Cotard (1840-1889): his life and the unique syndrome which bears his name., Pearn J, Gardner-Thorpe C, Neurology. 2002 May 14;58(9):1400-3.
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/12011289?dopt=Abstract
McKay R1, Cipolotti L. «Attributional style in a case of Cotard delusion«. Conscious Cogn. 2007 Jun;16(2):349-59. Epub 2006 Jul 18.
Young AW1, Robertson IH, Hellawell DJ, de Pauw KW, Pentland B. «Cotard delusion after brain injury«. Psychol Med. 1992 Ago,; 22(3):799-804.