El «sentido del equilibrio» y los trabajadores de los rascacielos.

¿Serías capaz de recorrer el camino de Chang Kong Cliff en la provincia de Shaanxi de China? No es algo para pusilánimes. Se trata de una pasarela extremadamente estrecha que recorre el borde de la montaña Huashan, a cientos de metros de altura por un camino de 30 cms construido con tablas de madera que fueron clavadas hace más de 700 años. Asegúrate de que estás listo para el «reto de tu vida«, si decides cruzar este acantilado loco porque una vez que empieces ya «no hay vuelta atrás» y caminarás por estas tablas que sólo son lo suficientemente amplia para que una sola persona pueda pasar a la vez.

Si tienes «vértigo de las alturas» ni intentes esta aventura, pero si alguna vez hubo unas personas para las que la misma sólo habría sido un bonito y tranquilo paseo por carecer de miedo a las alturas esos fueron aquellos trabajadores que en los años 30 construyeron los rascacielos de Nueva York y que se hicieron famosos por su legendario sentido del equilibrio». Veamos el siguiente video con las famosísimas imágenes tomadas por Charles Ebbets el 29 de septiembre de 1932 durante la construcción del edificio de la RCA en el Rockefeller Center con obreros en su área de trabajo, sin ningún temor a la altura a unos 244 mts. del suelo y con el vacío ante sus pies.

El «vértigo de las alturas» es una patología que se integra en el capítulo de las fobias y que se manifiesta cuando vemos el vacío ante nosotros. Con el mismo desarrollamos unos fuertes niveles de ansiedad, por el miedo a una caída con sudores y mareos, y otros síntomas desagradables. Mucha gente utilizan el término «vértigo» para definir ese «miedo a las alturas» pero se equivoca porque su verdadero nombre es el de «acrofobia«(del griego ἄκρος alto, elevado y φόβος miedo) que podría traducirse como «miedo a los puntos extremos«.

El «vértigo», no es el «miedo a las alturas» sino una patología diferente que se manifiesta por tener «una sensación falsa de movimiento» bien de nuestra propia persona o de nuestro entorno con fenómenos vegetativos como sudoracion, palpitaciones, palidez, etc. y puede ir también acompañado de otros síntomas como ruido en los oídos en forma de silbidos (tinnitus) y sordera pero su causa no obedece al temor a los sitios altos sino a alteraciones en nuestro oído interno o de sus conexiones con el sistema nerviosos central. Nada que ver con la «acrofobia» por lo que esta, en realidad no es una enfermedad, sino un «trastorno de ansiedad» que nos da una sensación de mareo e inestabilidad pero que no tiene nada que ver con el «vértigo». Recomiendo la lectura de este artículo donde se explica muy bien que la «acrofobia» es un «acto aprendido» en nuestra infancia. En el mismo se nos afirma que cuando somos bebés y antes de aprender a andar aprendemos a gatear y «no sentimos miedo a la altura», incluso si estamos en una superficie elevada y nos caemos de ella dándonos un golpe.

Dicen que muchos de aquellos trabajadores de los rascacielos que no tenían miedo a las alturas eran indios de una tribu llamada los «mohawk«. La mejor descripción de estos indios nos la dio Joseph Mictchel, en un artículo publicado en 1949 titulado «Mohawks in Hig Steel«. En el mismo nos contaba algunas anécdotas interesantes de estos indios que vivían en la Reserva Caughnawaga, junto al río San Lorenzo en Quebec a los que en 1886 su vida cambió bruscamente ya que en la primavera de aquel ese año, se inició la construcción de un puente de hierro sobre aquel río cerca de su reserva con la participación de la mayor empresa montadora de grandes estructuras de acero de Canadá, la Bethlehem Steel Company y la Dominion Bridge Company. Se trataba de un puente voladizo en el St. Lawrence para el ferrocarril del Pacífico, que cruzaba la aldea de Lachine French‑Canadian en la costa norte hasta un punto justo debajo de la aldea donde estaba la Reserva Caughnawaga. Para obtener el derecho a utilizar las tierras de aquella reserva India para situar los pilares del puente, la Canadian Pacific y el D.B.C. prometieron a estos indios que «los contratarían» para aquellos trabajos. Su fama empezó cuando a medida que progresaba aquella construcción se hizo evidente que «no tenían ningún miedo de las alturas», y cuando nadie estaba al tanto, aquellos indios solían encaramarse a las vigas más altas. Así fue como empezó la relación de aquella tribu con las grandes estructuras de acero y empezaron a ser contratados en la construcción de los rascacielos de Canadá y Estados Unidos ya que andaban por los andamios a grandes alturas con total naturalidad y con un control absoluto de su equilibrio caminando por las vigas con tanta seguridad como si lo hicieran por la calle. Incluso pedían a los capataces que les permitieran ocuparse de ensamblar las vigas más elevadas que era la operación más arriesgada y mejor pagada.

La legendaria fotografía ‘Almuerzo sobre un rascacielos’, de 1932. / CHARLIE CLYDE EBBETS

Se ha hablado de que aquellos indios tenían una mutación genética que les impedía «el miedo a las alturas«, pero la realidad es que «no hay nada genético»en no tener miedo a las alturas si tenemos un correcto funcionamiento de nuestro «sentido del equilibrio«.

Todos los seres humanos tenemos un «equilibrio natural para estabilizarnos» que se encuentra en nuestro oído interno y si lo tenemos en perfectas condiciones no deberíamos tener «miedo al vacío». En realidad nuestro «sistema de equilibrio» es un conjunto muy complejo de diferentes sistemas corporales que trabajan en conjunto para mantener nuestra estabilidad. El buen equilibrio depende de tres factores:

A) La información sensorial correcta de los ojos (sistema de la vista)

B) Nuestros músculos, tendones, y articulaciones

C) Nuestro «sentido de propiocepción» junto con los órganos de equilibrio que se encuentran en el oído interno (sentido vestibular).

Es el tronco cefálico o tallo cerebral el que procesa toda la información sensorial que recibimos. El movimiento de nuestros ojos nos permite mantener los objetos ante nuestra vista estables y ver dónde se encuentra nuestra cabeza y nuestro cuerpo en relación al mundo que nos rodea. La llamada «información propioceptiva» se produce cuando nos trasladarnos de un punto a otro y consiste en que tenemos una percepción visual de nuestros movimientos con una especie de sentido natural que nos permite «sentir» la posición relativa de nuestras partes corporales para dar respuestas automáticas a nuestro equilibrio en el espacio. Los sensores especiales que tenemos en nuestros músculos, tendones, y articulaciones son sensibles al movimiento y a la presión y ayudan a nuestro cerebro a que sepa cómo nuestros pies y piernas están posicionados con respecto a la superficie que pisamos

El «sistema vestibular» que comprende los órganos del equilibrio es el que le dice a nuestro cerebro cuales son nuestros movimientos. Hay un juego de tres tubos (canales semicirculares) en cada oído, y estos sienten «cuando mueves tu cabeza», También hay dos estructuras en cada oído llamados otolitos (el sáculo y el utrículo) que le dicen también a nuestro cerebro si la cabeza «está en movimiento directo» (como cuando viajas en un automóvil o subes y bajas en un ascensor ), y que sienten también si tu cabeza se encuentra en posición fija mirando hacia arriba o inclinada, Procesando toda esta información sensorial nuestro tronco cefálico puede dar las órdenes oportunas a nuestros músculos, tendones, articulaciones para «mantener el equilibrio»

¿Te acuerdas de la última vez que tropezaste y tus manos y tu cuerpo empezaron a hacer extrañas contorsiones para no caerte? Pues así funciona el sistema del equilibrio en los seres humanos y es justamente lo que le pasaba a aquellos trabajadores de los rascacielos para que no tuvieran miedo a las alturas. Porque «ese miedo» se genera por la información que transmiten nuestro cerebelo y nuestro oído interno al nuestro tronco cefálico. A veces la misma, proviene «de experiencias pasadas que han afectado al sentido de equilibrio» y experiencias negativas afectarán al mismo, pero si no las tienes tu cerebro sabrá perfectamente «lo que tiene que hacer» para mantenerte estable que en una altura .

La información que utiliza nuestro cerebro en cada situación es siempre «la más relevante» para cada caso particular. Por ejemplo: si hay poca luz, la información de los ojos es reducida,y el cerebro confía más en la información que recibe de las piernas y del oído interno, pero con buena luz la información de las piernas y los pies puede ser menos confiable y nuestro cerebro usará más los datos que recibe de la vista y del sistema vestibular. El resultado motor es el tronco cefálico descifra toda esa información, y ayuda al ser humano a moverse «manteniendo el equilibrio».

Por eso si te sientes desequilibrado o mareado, en las alturas es porque uno de estos sistemas de tu cuerpo puede estar fallando, o la información de los mismos está siendo procesada incorrectamente por tu cerebro.

Fuentes:

Acrofobia

 Propiocepcion 

Indios Mohawk

12 Comentarios

  1. hector dice:

    el articulo es exelente. puedo con tu permiso utilizar algo de el para mi blog?

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    1. mrjaen dice:

      Sin ningún problema amigo. Puedes utilizar lo que gustes siempre que cites la procedencia

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  2. Carlos GM dice:

    Es ´posible acomodar los otolitos con movimientos externos?

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  3. Nexill dice:

    Muy buenas. Ante todo un artículo muy interesante. No estoy del todo de acuerdo y expreso mi opinión con toda humildad. Creo que lo explicado, una mala experiencia que ha afectado al equilibrio, es un origen explicable al miedo a las alturas pero no el único. Creo que un problema genético podría despertar este miedo sin razón aparente. Pero también creo en otra posibilidad psicológica: Un ser humano en estado de depresión o inseguridad y miedo a la muerte puede temer una situación que no requiera tanto peligro confiando en su sistema del equilibrio pero saber que un factor de bajo porcentaje (pero mayor a lo que se quiera afrontar) pueda acabar con tu vida.

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    1. mrjaen dice:

      Bueno, es cierto que las alturas son muy peligrosas porque cualquier mínimo fallo significa la muerte. Es normal que tengamos instinto de evitarlas, al menos aquellas en las que sabemos que no estamos protegidos pero en conjunto, insisto. Nuestro sistema de equilibrio viene «programado» para responder a estas contingencias

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  4. Impresionante! siempre me han fascinado esas imágenes de gente en las alturas.
    Gracias y un saludo

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    1. mrjaen dice:

      Gracias a ti por leerlo

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  5. Pwnium dice:

    No estoy del todo de acuerdo. Creo que estar en una cornisa puede producir mareo por si mismo ya que el riesgo de caída es inminente. Por ejemplo, cualquier movimiento erróneo en una pierna puede hacerte caer.

    Otra cosa es sentir miedo tras una verja o un muro.

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    1. mrjaen dice:

      Eres muy libre de pensar como quieras pero te recomiendo repases la parte del artículo donde se habla de que el miedo a las alturas proviene “de experiencias pasadas que han afectado al sentido de equilibrio” y experiencias negativas afectarán al mismo.

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