Recuerdo haber visto en su día algunas noticias que hablaban acerca de libros que habían sido encuadernados en piel humana que es lo que se conoce como “encuadernado antropodérmico”. Ayer , mientras navegaba por la red, buscando enlaces en bibliotecas extranjeras me topé con una curiosa noticia de como en la Facultad de Derecho de Harvard (Harvard Law School) ubicada en Cambridge, Massachusetts descubrieron uno de estos libros.
La biblioteca de derecho de la Harvard Law School es la más grande del mundo y como todas las bibliotecas importantes tiene unos profesionales llamados “conservadores de contenidos” (content curator) que son los que se ocupan de registrar los libros para organizar y compartir sus contenidos en temas específicos de relevancia. A principios de la década de 1990, un conservador de Harvard llamado David Ferris, estaba repasando su catálogo y se encontró en un anaquel con un “extraño libro” en el que nadie hasta entonces había reparado. Comprobó que pertenecía a la biblioteca desde el año 1946 en que fue comprado a un librero vendedor de libros antiguos de Nueva Orleans por 42,50 dólares y que estaba encuadernado en una piel de grano fino con delicada textura y tacto duro. Llevaba el sello de la librería de Harvard y su contenido era un tratado del siglo XVII (concretamente del año 1605) para el Derecho español titulado “Practicarum quaestionum circa leges regias Hispaniae”. Fue al examinarlo con más detalle, cuando se encontró con una inscripción débil en su última página con esta espeluznante frase :
“El bynding de este booke es todo lo que queda de mi deare friende Jonas Wright, quien fue desollado vivo por la Wavuma en el cuarto día del mes de agosto de 1632. Rey BTESA me dio el libro, siendo una de las posesiones chiefe poore Jonas, junto con una amplia de su piel para bynd ella. Requiescat in pace”
Un mensaje que Mr. Ferris pudo descifrar fácilmente. El propietario del libro lo refería como un “booke” (en lugar de “book= libro” ) y con la palabra “bynding” que es el equivalente en inglés a “binding”, un sustantivo que se refiere a los libros y concretamente a “su tapa”. La expresión “deare friende” era una forma coloquial de “dear friend= querido amigo” y el resto del mensaje era totalmente explícito. La conclusión de aquel conservador fue la de que el querido amigo del propietario de aquel libro era un hombre llamado Jonas Wright que había sido desollado vivo por una tribu africana llamada “Wavuma” situada en la zona de Zanzíbar el 4 de agosto de 1632 y aunque no pudo descubrir quien era aquel pobre señor Jonas Wright, ni qué es lo que hacía en aquellas remotas tierras y tampoco la razón del por qué «lo desollaron vivo» pero parecía evidente que el propietario de aquel libro (autor de su nota manuscrita) tenía amistad con un rey llamado Btesa de aquella tribu africana que le regaló el citado libro, que al parecer era una de las posesiones mas preciadas de su pobre jefe Jonas (“chiefe poore=poor chief) y que aquel rey africano también había conservado la piel de su amigo que luego se usó para reencuadernar aquel ejemplar (lo que se llama en la nota “bynd”). Terminaba la misma con un “Requiescat in pace” (Descanse en paz). El conservador David Ferris pudo pues sacar la conclusión de que aquel libro “estaba forrado con piel humana”.
Si no llega a ser por “aquella nota”, aquel conservador nunca habría podido descubrir que las tapas de aquel ejemplar tenían «un acabado de encuadernación en piel humana» ya que a simple vista resulta imposible distinguir si la piel de las tapas de un libro es «humana o animal». De hecho, la única manera de averiguarlo es haciendo una prueba de ADN y por eso aquella biblioteca en 1992 realizó un análisis comparativo del ADN, de aquel libro, pero no lo pudo verificar ya que el material genético había desaparecido en el proceso del curtido de la piel. Pese a todo, como la nota certificaba «como había sido encuadernado «, ahora este libro forma parte de la relación de los 10 mejores libros «envueltos en piel humana».
El “encuadernado antropodérmico” es un tema de “fascinante lectura” y muchas bibliotecas conservan estos volúmenes hoy día en sus colecciones de «libros raros«, pero no permiten su libre circulación y si alguien quiere consultarlos deberá de hacer una solicitud para investigación rellenando un montón de papeles. Yo he tenido en mis manos algunos de estos libros antiguos encuadernados en cuero pero, como dije antes, no se puede saber «el origen de ese cuero» sin un análisis de su ADN. No obstante sabemos que ha habido en la historia famosos encuadernadores como el maestro Joseph Zaehnsdorf en Londres que estaban dispuestos a “satisfacer las exigencias de sus ricos clientes” comprando la piel de criminales ejecutados, de cadáveres de las escuelas médicas o de personas que morían en la indigencia y encima se vanagloriaban de ello . De hecho, aquel librero encuadernó en 1893 una edición del cuento medieval «La Danza de la Muerte» y dejó en el mismo una nota manuscrita a su cliente quejándose de que carecía de piel para toda la obra y que por ello tuvo que trocearla. Parece ser que esta «moda» empezó con la Revolución Francesa de finales del siglo XVIII usándose la piel de los nobles guillotinados para la encuadernación de libros (generalmente ejemplares de la Constitución francesa de 1793 y obras de Rousseau) y que las pieles de los guillotinados eran llevadas a la curtiduría de Meudon,subvencionada por la Asamblea Nacional Francesa, desde donde se proveía de la misma a los encuadernadores para hacer estos trabajos.
El arte de la encuadernación ha estado presente en la humanidad desde el siglo 1 DC. y ha sido una de las actividades más antiguas del mundo. Antes de la era cristiana ya se creaban unos envoltorios de piel para cubrir los rollos de papiro, pero fueron los egipcios en el siglo II los precursores del llamado «códex» (antecedente de nuestro moderno libro encuadernado) que doblaba las capas de papiros por la mitad, recortando sus extremos (para que todas fueran del mismo tamaño) y las unían mediante un cosido en dos tabletas, usando correas para atarlos. Así fue como nacieron en la Europa medieval las encuadernaciones de los pergaminos en gruesos cuaderno cosidos con aguja, y tras la invención de la imprenta en el año 1440 por el alemán Johannes Gutenberg se llegó a las encuadernaciones tradicionales de ahora donde se cosen los cuadernillos, pegándolos con cola al lomo, prensándolos después para, finalmente recubrir sus tapas y lomo con cuero curtido.
En el siglo XIX, siguiente, se extendió la costumbre de usar la piel de los criminales ejecutados para encuadernar libros y esta moda se prorrogó hasta principios del siglo XX. En la II Guerra Mundial los nazis se especializaron en usar la piel de los judíos como tapas para sus libros o como pantallas para sus lámparas.
La piel humana parece ligera y fina pero puede curtirse como la de cualquier otro animal ya que con el curtido incrementa su grosor y se transforma en una especie de cuero de grano fino parecida a la de un becerro. Al parecer, para la encuadernación la parte más apreciada del cuerpo humano sería la zona de la espalda. Este proceso de curtido lo explica muy bien Holbrook Jackson en su libro «Anatomy of Bibliomania» de 1930, donde nos dice que para obtener un cuero utilizable, la piel humana debe sumergirse varios días en una solución fuerte de alumbre, vitriolo romano, sal común y secarse a la sombra”. Una vez curtida, la piel humana adquiere un suave tono castaño dorado, que imita al cuero fino con una textura firme y suave al tacto.
¿Como a alguien se le ocurrió curtír la piel humana? Pues cómo los eruditos nos afirman, la piel orgánica se empezó a usar en el siglo XIII cuando se mejoraron los procesos de curtido que permitían obtener cueros de tacto suave y agradable. Al principio las pieles usadas eran de ganado vacuno, o de cabra pero como siempre ha habido personas aficionadas por lo “único, extraño e inusual” y que encima podían pagarse «sus caprichos», algunos ricos bibliófilos y coleccionistas privados de los siglos XVII al XX empezaron a usar pieles de animales exóticos para sus libros y…. ¿qué puede haber más «exótico» que la piel de un ser humanó ?
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Muchas gracias por tu observación. «Siglo XVII» queda mejor que «Siglo 17». Ya lo he corregido
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Escalofriante, la realidad es siempre mas increible que la imaginación.
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Y que lo digas, amigo mío. Es una página de la historia muy dura pero el ser humano puede ser lo mejor o «lo peor» del mundo
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Curator, creo que se traduce mejor como conservador o comisario que como curador que siempre lo veo un poco raro.
http://www.wordreference.com/es/translation.asp?tranword=curator
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