Lo de “La tonta del bote” viene a cuento de aquella película de 1970 de Juan de Orduña protagonizada por Lina Morgan. En la misma Susana (Lina Morgan) se nos presentaba como una huérfana poco agraciada, ingenua y algo torpe que vivía acogida en la casa de la señora Engracia con sus tres sobrinos, sin oficio ni beneficio, y la pobre Susana, como la tonta “era la criada de todos”. Aquella película puso de moda lo del llamar a una persona “tonta del bote” representando a alguien de pocas luces. Doña Cristina de Borbón parece-según lo último que vamos viendo del «caso Nóos» querer imitar a aquel personaje de Lina Morgan.
Lo de “la función de payasos” viene a cuento de que a veces, viendo los comportamientos de Don Iñaki Urdangarin y los de su ilustre esposa la Infanta doña Cristina y a la vista de lo que vamos conociendo en el citado sumario imitan a esos shows de circo en el que ella parece interpretar a ese personaje que se llama “payaso Augusto” (más conocido como “el tonto”) en contraposición con otro personaje que parece representar su marido llamado el “Clown” (o “payaso listo”).
Ojo, que esto no es un insulto a este regio matrimonio sino una ficción comparativa vista desde lo que nos cuenta la prensa de este “culebrón cirquense”.
Hay un libro titulado «Urdangarín, un conseguidor en la corte del rey Juan Carlos«, escrito por los periodistas de “El Mundo” Eduardo Inda y Esteban Urreiztieta (que destaparon en 2006 la prehistoria del caso Urdangarin y en septiembre de 2011 la historia moderna del mismo) en el que se relata con todo lujo de detalles el escándalo de esta presunta corrupción en nuestra familia real española.
Según se nos cuenta en el citado libro el augusto padre de doña Cristina tuvo que “tragarse el sapo” de que un plebeyo guipuzcoano jugador de balonmano pasara a convertirse en su hijo político y en el año 2003 le dijo: «¡Cómo tienes a mi hija en un piso de 300 m2 cuando ha vivido toda su vida en un palacio!”. Estas duras palabras, al parecer, debieron «activar las neuronas» del señor Urdangarin y fue entonces cuando presuntamente, se dedicó a diezmar las arcas públicas para acabar imputado por cinco delitos (malversación, prevaricación, falsedad, fraude y blanqueo de capitales). El libro también nos cuenta que Don Juan Carlos, generoso como es, parece ser que prometió a la pareja «una ayuda económica» para pagar una nueva vivienda en Barcelona a la medida del “rango y nobleza” de sus hijos a cambio de alojarse en ella en sus visitas a la ciudad condal. Hemos sabido, según figura en el informe de la Agencia Tributaria sobre el patrimonio y las propiedades del yerno del rey, que está incluido en el sumario del Caso Nóos, que el matrimonio (contando presuntamente con la ayuda de S.M.) decidió adquirir en octubre de 2004 un espectacular palacete en Pedralbes -una de las mejores zonas residenciales de Barcelona. Aquí tenemos una vista aéreas que nos ofrece Google Maps de la casa de los Duques de Palma en Pedralbes
Esta casa se asienta en una parcela de 2.145 m2 y al parecer la operación de compraventa se hizo en el año 2004 en la Notaria de D. Carlos Masiá. Se comenta que los Duque de Palma, pagaron por ella seis millones de euros y parece ser que tuvieron que solicitar un préstamo hipotecario para financiar la compra de este “casoplón”, por el que doña Cristina y su marido pagaban un total de 52.000 euros al trimestre.
Se trataba de una mansión construida en el año 1952 por el arquitecto Villalonga en piedra blanca caliza con dos edificios pareados de dos plantas con superficie habitable de 1.063 metros cuadrados, planta noble con un gran hall de entrada, escalera señorial de madera, varios salones, una cocina y un comedor. En su primera planta se situaba el dormitorio principal de cien metros cuadrados con cuarto de baño integrado, revestido en mármol, vestidor y una terraza con jardín. Había también otra habitación para invitados y dos dormitorios grandes conectados entre sí por otro cuarto de baño. Una escalera de caracol desde la planta noble daba acceso también a una tercera planta con una sala-biblioteca, otro dormitorio y un salón y todas las plantas estaban conectadas mediante un ascensor-montacargas. En la planta inferior había un semisótano con cocina, comedor con chimenea, zona de servicios, bodega, despensa y garaje con capacidad para tres coches. La finca, también constaba con un jardín de 1.300 metros cuadrados, una piscina exterior descubierta de 60 X 60 metros y un cenador.
Tenemos que pensar de que como se trataba de “una pareja real” , la casa en su estado primitivo “les parecía modesta” y aquel matrimonio, para adecuarla a su status de realeza (recordemos que doña Cristina había vivido toda su vida en un palacio) decidieron “reformarla” y se metieron en una vorágines de gastos de reformas de edificios, jardinería, decoración y construcción de piscinas y zonas deportivas. En el 2005 la pareja ya desembolsa más de 1,2 millones de euros en pagos a empresas de rehabilitación de inmuebles, cerramientos, carpintería y mobiliario de baño y un año después, pagan más de 1,5 millones de euros a nuevas empresas de pintura, cocinas, decoración, mantenimiento de jardines, construcción de pistas tenis y piscinas, en donde se gastan más de 51.000 euros. También deciden reformar el jardín por completo (con un coste de más de 56.000 euros) y encargan a otra firma de jardinería el remodelado de las zonas verdes, comprando plantas, césped y árboles por casi 170.000 euros. En total se gastan en las reformas entre los años 2004 y 2010 más de tres millones de euros ¿No está mal verdad? pues tomen asiento que «empieza la función».
Interviene en el show el payaso “Augusto” cuya especialidad es la de “desestabilizar al payaso blanco” y a sus iniciativas. Doña Cristina, como dije antes, parece representar a este payaso y nos sale a la pista con una nariz roja, maquillada en negro, rojo y blanco, y vestida con peluca, ropa de colores brillantes y zapatos enormes. Empieza su actuación diciéndonos : «no yo no quería firmar la compra de aquella casa» añadiendonos también «no, no veo claro cómo se puede adquirir esta casa de Pedralbes» y «ni siquiera sé si la operación es viable». Así nos lo afirma en el sumario del ‘caso Urdangarín’ el señor notario interviniente en aquella compra D. Carlos Masiá, citado como testigo por el juez instructor del caso Nóos, don José Castro, que nos asegura que la Infanta Cristina le había dicho esas palabras lo cual afirmado por un “fedatario público” tiene gran importancia y descarga de culpabilidad de la Infanta.
Ahora entra el “Clown” (que refuerza la valía del “Augusto”) representado por don Iñaki, con su maquillaje blanco, guapo, elegante y petulante, pero en esta función el personaje está condenado “a comerse el marrón”. De hecho en el libro antes citado de Inda y Urreiztieta ya se nos cuenta que el rey, en un momento le dice a Urdangarín : «Saca a mi hija de este lío, desvincúlala de todo y di que ella no sabía nada de lo que hacías»
Doña Cristina, bordando su papel, también representa lo mismo que Lina Morgan aquella película de “La tonta del bote”.
O sea “hace un papel de tonta aunque no lo sea”, y declara ser totalmente desconocedora de las maniobras de su marido, diciéndonos que «no quería firmar la compra de aquella casa». Cosa realmente extraña porque sin querer comprarla FIRMÓ UN PRÉSTAMO HIPOTECARIO DE 3,4 millones de euros presuntamente solicitado conjuntamente con su marido (se supone que “con la firma de ambos”) y por del que ella pagaba tres cuartas partes de la cuota y Don Iñaki el resto. Tampoco al parecer, tenía conocimiento de que cuando quedaba una deuda de 1,6 millones de euros, el duque de Palma pagaba cada trimestre 39.000 euros y ella 13.000. Claro está que como Doña Cristina se hace “la tonta del bote” tendremos que creernos también que tampoco se había enterado de que se habían gastaron tres millones de euros en las reforma de su casa de Pedralbes y de que tampoco sabía nada de aquel incidente de Enero de 2008, contado en ese libro, de su marido con su Real Hermano Don Felipe de Borbón cuando fue a pedirle ayuda al Príncipe para pagar aquella hipoteca y que este le contestó de forma airada: «¡No haberte comprado el palacete!«.
Añadamos por ultimo, que acabamos de enterarnos, gracias al ilustre Bufete ROCA que defiende a la Infanta de que se trata de una persona que “no es igual ante la ley” y con la que hay que tener «especial cuidado», ya que como se afirma en el recurso contra su imputación, se ha intentado con ella un proceso parecido a los que hacía la Inquisición
Un poco exagerada me parece esta comparación. Para comprender el “sufrimiento de nuestra Infanta” me he repasado los principios rectores de un proceso inquisitivo. Eran los siguientes:
a) La primera fase era la Dirección judicial del proceso. Había en el mismo un juez que lo dirigía con un poder muy amplio, discrecional, enorme y temible (supongo que como el juez Castro) y como «señor de todo el proceso» ese juez inquisidor no sólo juzgaba, sino que, antes de juzgar, investigaba los hechos, dirigía la indagación (lo que ahora limaríamos la investigación policial), y buscaba a los culpables, lo que disminuía notoriamente su imparcialidad Esto es al parecer y según el “Bufete ROCA” lo que ha hecho el presunto “juez inquisidor” Castro (aunque en su Auto encontrase HASTA 14 INDICIOS SOLIDOS para inculpar a la Infanta)
b) En la segunda fase o juicio, el «inquisidor» se convertía en «juez» entre dos partes: el Promotor Fiscal que acusaba a los reos, asistidos entonces por sus abogados. El Fiscal esgrimía ante el juez las pruebas por éste recogidas en la fase sumaria, y contra las cuales tenía que defenderse en esta segunda fase el reo. Vistas asi las cosas “todo estaría contra de doña Cristina” según el Bufete ROCA ¡Faltaría más!..
c) En estas dos fases había un absoluto “predominio del secreto” y durante toda la investigación el reo ignoraba qué cargos se acumulaban contra él y podía estar encarcelado y sin comunicación con nadie, sin saber de qué delitos se los suponía autor y por consiguiente se hallaba enteramente indefenso hasta la apertura del juicio. ¿Es esto lo que ha hecho el juez Castro con la Infanta Cristina ? Yo no lo he visto pero para el “Bufete ROCA ” parece ser “que sí ha pasado” aunque no nos hayamos enterado
d) La última fase de aquellos procesos era el de “la confesión de la culpabilidad«, considerada como “la reina de las pruebas” de un proceso inquisitivo. Si el presunto culpable no confesaba su culpa voluntariamente, se le podía someter a tormento. Si confesaba su culpa, ésta se consideraba probada, con tal de que el reo ratificara su confesión de culpabilidad horas después de haber cesado el tormento y si no ratificaba su confesión podía proseguir el tormento hasta que volviera a confesar y si tras esta segunda confesión se negara de nuevo a la ratificación, el tormento podía ser reanudado por tercera vez. Espanto me da pensar en las “terribles torturas” que el juez Castro habrá aplicado o pensara aplicar a nuestra Infanta Cristina a juicio del «Bufete ROCA»
Por eso viendo el esquema del presunto “proceso penal inquisitivo contra nuestra Infanta de España” y viendo como la pobre nos quiere convencer de que es “tonta del bote” y de que NO SE ENTERABA DE NADA yo creo que la Justicia actuará con magnanimidad y largueza con ella.