La «feria de las promesas electorales» es un escándalo. Te dicen con el mayor descaro que se preocuparán de los pobres, dándoles trabajo, que combatirán la inflación como fieras, que no habrá nuevos impuestos, que se crearán escuelas y hospitales, que extirpará de raíz la corrupción oficial, que habrá nuevos estímulos para los emprendedores, etc, y un sin fin de MENTIRAS que luego, con su llegada al poder no se cumplen. ¿Os suena? ¡ Cuántas promesas y mentiras hechas a la ligera! , sin el menor escrúpulo y con el solo propósito de «ganarse los votos de los crédulos» para despues «embaucarlos miserablemente».
No es nada nuevo el que los políticos «se olviden rápidamente de sus promesas». Hitler engatuzó al pueblo alemán con promesas de grandeza, de un imperio milenario y le obsequió con la apocalipsis y más de diez millones de muertos. Jacques Chirac, ex-presidente de Francia, prometió en su campaña electoral más puestos de trabajo, mejores servicios sociales y menos impuestos y generó 3,3 millones de desempleados y 120 billones de
francos, de deuda en su tiempo, Mitterrad, su antecesor, no se quedó atrás con lo de la «grand nation» que cogió con un millón y medio de desempleados, comprometiendose personalmente a que «nunca habría dos millones de desempleados en Francia» para después superar los cuatro millones, sin que su prestigio y honorabilidad se resintiesen, que es exactamente lo que ha hecho reciente Zapatero en España , prometiendo el «pleno empleo» para despues dejarnos con cinco millones de parados y lléndosese luego a su casa » de rositas» no solo sin ser enjuiciado por ello sino con la distinción de «ser condecorado por Rajoy»
En España «habría que resucitar a Montesquieu» pero me temo que el Ministro Gallardon no está por la labor.
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