La cartografía nació de la necesidad del hombre de plasmar la realidad, del entorno que le rodea y los babilonios ya hacían mapas desde el 2300 a.C., posiblemente con la intención de medir distancias entre terrenos para recaudar impuestos. Los matemáticos egipcios emplearon parte de esos conocimientos al servicio de la representación del territorio y en el llamado “Papiro de la Mina de Oro”, datado hacia el 1150 a.C. y conservado en el Museo Egipcio de Turín ya vemos una representación de una parte del distrito minero egipcio de Wadi Hammamat que abarca unos 15 km. Aquel mapa ha sido considerado como «la primera carta topográfica conocida» y en el mismo aparecen casas, templos, monumentos y estanques con distintas claves de color
También tenemos de Mesopotamia el mapa más antiguo que se conserva y que es una tablilla de arcilla del 1500 a.C. representando a escala, la antigua ciudad de Nippur
Y de forma especial destaca otra tablilla, conservada en el Museo Británico, a la que se suele llamar “el mapa babilonio del mundo”, y que datada del 600 a.C. nos representa una vista desde lo alto del mundo, mostrando dos círculos concéntricos; en el interior se representa el área continental de la superficie de la tierra, concentro en Babilonia y es quizá el precedente de las primeras concepciones cartográficas griegas
Tales de Mileto, que vivió entre el 611 y el 545 a.C. estuvo en Egipto y probablemente en Babilonia y aunque no consta que realizase ningún trabajo cartográfico, la posibilidad de dibujar la tierra era un reto para él ya que pensaba que todo el mundo material obedecía a leyes aprehensibles por el conocimiento humano, pero el paso de intentar “dibujar la tierra” (geographein) lo dio su discípulo Anaximandro (610-547 a.C.) que pensó que la misma tenía la forma de un cilindro, cuya superficie plana superior constituía el mundo conocido. El mapa de Anaximandro no se ha conservado pero se parece un poco al “mapa babilonio del mundo”- del que antes hemos hablado- y que pudo servirle de inspiración, porque representa al mismo de forma redonda, con Grecia en el centro y todo rodeado por un Océano que circunda la tierra habitada.
Apenas sabemos de otros autores que hicieran mapas aunque Demócrito (460- 370 a.C.) ya dibujó uno más oblongo que circular y Eudoxo (408-355 a.C.) profundizó en los estudios de la cartografía terrestre y en el estudio de las latitudes. Sus ideas las desarrolló el historiador Éforo (405-330 a.C.) que incluyó un mapa de la tierra con mayor tamaño para la misma llegando así al «periodo helenístico» que aprovechó los resultados de las campañas de Alejandro Magno que abrieron al conocimiento griego grandes extensiones de Asia con exploradores como Piteas de Masalia que consiguieron llegar hasta latitudes próximas al Círculo Polar Ártico dando un nuevo impulso a la cartografía. Dicearco de Mesina (370-285 a.C.) ya introdujo un paralelo (diafragma) y un meridiano para agrupar en sectores las diversas tierras.
Y así llegamos al protagonista de nuestra historia Eratóstenes de Cirene (275-194 a.C.) que fue, sin lugar a dudas, el gran reformador de la cartografía griega y al que en el año 236 a. C., Ptolomeo III que gobernó en Egipto entre el 246 y el 222 a. C. le llamó para que se hiciera cargo de la Biblioteca de Alejandría, un puesto que ocupó hasta el fin de sus días. Como resultado de sus investigaciones Eratóstenes confeccionó un mapamundi, que, aunque perdido, se ha podido reconstruir con gran precisión, gracias a los relatos de diversos exploradores y marinos con la ubicación de los mares, tierra, montañas, ríos y poblaciones. El mapa de Eratóstenes establece un sistema de meridianos y divide a la tierra habitada en departamentos, a los que él denomina sphragidas, los cuales se apoyaban en dos ejes perpendiculares: uno con dirección Norte-Sur, que era el meridiano que pasaba por Siena y Alejandría, y el otro de Oeste a Este, que pasaba por las Columnas de Hércules, Atenas y Rodas.
La gran contribución de Eratóstenes fue el cálculo de la circunferencia de la tierra. El sistema que usó para medirla fue partir de que longitud del arco del meridiano que unía a Siena con Alejandría, era- según los dalos de los viajeros- de 5.000 estadios, y que la vertical de Alejandría era una cincuentava parte del circulo terrestre 360°/50 (aproximadamente 7°). Así dedujo que un meridiano de la Tierra tenia que medir cincuenta veces mas. y Eratóstenes lo calculó en 50×5.000= 250.000 estadios (que son unos 45.000 km). Esta longitud total del meridiano terrestre, teniendo en cuenta que su «valor real» es de 40.091 kms tiene mucho mérito si consideramos los medios de que disponía Eratóstenes para su medición
Y la misma pudo haber sido más precisa si no hubiera cometido dos errores. El primero de ellos el suponer que Alejandría y Siena estaban en el mismo meridiano (en realidad Alejandría está a 3° al oeste de esta ultima) y el segundo el situar a Siena en el Trópico de Cáncer (estando algo más al norte)
Fuentes:
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