Hoy es el día en el que conmemoramos dos acontecimientos importantes en la historia de España . El 23 de febrero de 1981 a las 18:22 horas, cuando iba a emitir su voto el diputado socialista Manuel Núñez Encabo, un grupo de guardias civiles, subfusil en mano, irrumpió en el hemiciclo del Congreso de los Diputados encabezados por el teniente coronel Antonio Tejero con aquella memorable frase de: «¡Quieto todo el mundo!» y el 23 de febrero de 1983 el Gobierno socialista de Felipe González aprobaba un Real Decreto Ley por el que se expropiaba al «grupo Rumasa»
Ha transcurrido una treintena de años desde aquellas dos fechas y en este periodo los políticos, igual que esa especie de insectos llamados cucarachas, siguen «morfológicamente casi inalterados» gracias a su notable grado de exitosa adaptación a los diversos hábitats. Los que- desgraciadamente- también al día de hoy «permanecen inalterados» son esos otros dos conceptos asociados al 23-F que son: «el golpe de estado» y «la expropiación»
La palabra «golpe de Estado» viene de la frase francesa «coup d’État» y consiste en la toma del poder político, de un modo repentino y violento, por parte de un grupo de poder, vulnerando la legitimidad institucional establecida y las normas legales de sucesión del poder vigente con anterioridad. Ese fue el sistema «tradicional» intentado por Tejero
Pero hay otro «golpe de estado» LEGAL que es el que se hace cada cuatro años «utilizando las urnas» con mentiras y programas políticos fraudulentos y en donde tras ganar las elecciones, se comienza a gobernar «en contra de todo lo que se había prometido en la campaña» , sin consultar «esos cambios» a la población y sin presentarse a unas nuevas elecciones, para que el pueblo ratifique «el nuevo programa real» que nada tiene que ver «con el que se había prometido»
Luego tenemos ese otro concepto llamado «expropiación» que consiste en la «transferencia coactiva de la propiedad privada desde su titular a la del Estado» que fue lo que hizo Miguel Boyer con el empresario jerezano José María Ruiz-Mateos. También persiste en España otro tipo de EXPROPIACIÓN llamado «Fiscalidad Confiscatoria»
Tenemos un sistema tributario donde Hacienda nos «considera siempre como presuntos delincuentes«, donde el “silencio administrativo” beneficia a la Administración, donde las Leyes fiscales, «no son claras» y obligan a los ciudadanos a gastarse el dinero en carísimos asesores, donde cualquier «jefecillo» te pueden incoar «un expediente con posterior embargo«, donde la «presunción de inocencia» no existe ante una inspección tributaria , donde si el contribuyente si «se equivoca» se «le penaliza con sanciones«, donde se dan «plazos cortisimos para reclamar«, donde imperan los llamados «Ingresos a cuenta” ( o «retenciones» que convierten a los contribuyentes en «recaudadores«) y que en una economía pendular como la nuestras solo resta liquidez a las empresas y acaba provocando cierres, despidos y paro, y en donde no se pone freno a las tasas, IBIs e impuestos locales de muchos ayuntamientos. Eso es la «Fiscalidad Confiscatoria»
En este nuevo «23 F » nada ha cambiado desde aquellos años de 1981 y 1983» ni los «golpes de estado» ni las «expropiaciones» y los políticos igual que las cucarachas «siguen sobreviviendo«