La palabra “nepotismo” procede del latín “nepos“. Los “nepotes” son en latín los sobrinos o los nietos y en el ambiente de la curia romana y a Iglesia de fines de la Edad Media y Renacimiento muchos altos cargos eclesiásticos eran directamente asignados a los parientes o descendientes de familias nobles que ya tenían un miembro en la alta Curia Romana cardenalicia o el Papado. De ahí que la palabra haya quedado como la práctica fraudulenta de los gobernantes de “dar preferencia a sus parientes“.
La llegada al poder del Partido Popular (PP) ha supuesto para numerosos parientes y allegados de “los que mandan” el ser colocados ‘a dedo’ en distintos puestos de la administración o en empresas antaño públicas íntimamente relacionadas con el poder. Igual que en una empresa familiar donde “se suele colocar a los parientes” los partidos políticos funcionan como “agencias de colocación” para los suyos“.
Claro que en el caso de una empresa familiar si sale mal la apuesta y el “candidato” es un inútil el único perjudicado es “la propia compañía” pero cuando se trata de “enchufar a familiares” en grupos con capital público los “damnificados” somos los contribuyentes.