Yo no tengo ninguna duda que ETA está «detrás del 11-M». Esta semana he leído el libro “La afilada navaja de Ockham II: usar el sentido común ante la evidencia criminal”, de Ignacio Fernández Candela cuya lectura recomiendo a todo el mundo. El libro repasa los acontecimientos ocurridos en España desde los atentados del 11-M y el ascenso al poder de José Luis Rodríguez Zapatero, dos hechos que forman parte de la misma secuencia y cuyo origen y consecuencias son analizados en base el razonamiento lógico formulado por Guillermo de Ockham, según el cual «si dos teorías en igualdad de condiciones tienen las mismas consecuencias, la teoría más simple es más probable que sea la correcta.»
De esta forma el autor va recorriendo el rastro dejado por los máximos beneficiarios políticos de un atentado que precisamente ellos han buscado enterrar como sea, hasta el extremo de entorpecer durante largo tiempo la actual investigación judicial sobre la insólita destrucción de las pruebas claves para resolver la autoría de los atentados, a manos de los mismos policías encargados de custodiarlas.
En la página 184 del libro hay un párrafo que diagnostica bien la situación que vive España en medio de una enorme indolencia por parte de la población.Cito:
“Somos un experimento de cobayas sociológicas; así fue previsto antes del 11-M y todo es posible a partir de ahora en que tanto queda al descubierto y que hay que tapar aunque sea de nuevo con muertos, con recorte de libertades y la justificación del estado de alarma para mantener el orden constitucional desde hace tiempo dinamitado.”
El Gobierno que salga de las urnas no debe pagar ningún precio a ETA. Bastante ha pagado el Gobierno socialista de Zapatero con revitalizar, ‘amamantar’ y claudicar ante la banda y para mí que todo este mamoneo ha sido para «pagar la deuda que tienen Zapatero y sus cómplices con ellos». Por eso hay que clarificar los sucesos del 11-M aún por conocer.
No hay duda que ETA estaba detrás, como no hay duda que alguien más apoyó la masacre y que al Tribunal «le llegó falseado buena parte del proceso». El nuevo Gobierno de Rajoy si no desea mentir a la ciudadanía, como lo hicieron Rubalcaba y sus afines tiene que «usar el sentido común ante la evidencia criminal” como se dice en “La afilada navaja de Ockham II»
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