El flúor en el agua: otro más de los venenos que ingerimos 

 
El fluoruro ya ha sido calificado oficialmente como neurotoxina y situado al mismo nivel que el arsénico, plomo y mercurio. En un artículo publicado en el volumen 13, número 3, de la edición de marzo de 2014, de «The Lancet Neurology» firmado por los doctores Phillippe Grandjean y Philip J. Landrigan se afirma esto y el asunto no es nuevo porque, el flúor en el agua es otro más de los venenos que ingerimos 

El flúor– de símbolo es F- es un elemento muy abundante en la naturaleza. Se trata de un elemento químico de número atómico 9 situado en el grupo de los halógenos (grupo 17) de la tabla periódica de los elementos. Los fluoruros o sales de flúor son compuestos binarios del flúor con otro elemento y uno de ellos es el fluoruro de sodio (sodium fluoride) de fórmula NaF que cristaliza en el sistema cúbico y en donde el Na+ y el F- ocupan los sitios de coordinación octaédricos.

En su forma mineral (Villiaumita, una roca plutónica holocristalina) es moderadamente raro pero lo más habitual es que se presente de manera natural en el agua en distintas concentraciones. Al disolverse en la misma nos da iones separados de Na+ y F- . El ión fluoruro se usa como agente fundente para disminuir el punto de fusión de la sílice y por su poder corrosivo también se emplea para opacar el vidrio; también sirve como antiséptico para la conservación de las pieles, madera y huevos y como fundente en la fabricación del acero.

Y no son estos sus únicos usos porque el fluoruro de sodio también es uno de los principales ingredientes de muchos fármacos antipsicóticos (y SSRIs) anestésicos, hipnóticos y psiquiátricos y está contenido en un 25% de la mayoría de los tranquilizantes. Con este precedente, la historia nos dio una bonita «leyenda urbana» sobre su uso en la II Guerra Mundial por los químicos alemanes para controlar a las poblaciones de determinadas zonas mediante su incorporación al agua potable, para hacer a los prisioneros más “dóciles”. 

La citada historia nos cuenta que en 1.924, la “Interessen Gemeinschaft Farben (IG Farben)“, una compañía alemana de fabricación de productos químicos, comprobó que la fluoración del agua causaba algunos daños en una parte específica del cerebro humano que hacia que las personas fueran más dóciles a la autoridad. Así fue como se inventaron la peregrina idea de que  el régimen de Hitler decidió fluorar el agua de sus prisioneros para controlar su agresividad. La historia sigue diciendo que al finalizar la guerra, el gobierno de los EE.UU. envió a Charles Eliot Perkins, un investigador en química, bioquímica, fisiología y patología, para hacerse cargo de las enormes plantas químicas de la IG Farben de Alemania y que allí los químicos alemanes le hablaron a Perkins de aquellas investigaciones por lo que los militares estadounidenses continuaron con aquellas investigaciones de la fluoracion del agua para incapacitar al enemigo. 

Sin embargo de todo esto no hay ninguna referencia contrastada pero lo que sí es verdad es que dado que su rango de solubilidad es relativamente constante y que ha mostrado una gran eficacia en la prevención de las caries dentales, el fluoruro de sodio se ha usado y sigue siendo usado como un aditivo para el agua potable y con esta finalidad.

En el año 1.939 la Compañía de Aluminio de América (ALCOA), la mayor productora mundial de fluoruro de sodio, y firmó un acuerdo con la Dow Chemical Company para transferir su tecnología a Alemania y la antes citada IG Farben tras la guerra, comenzó a recibir préstamos de banqueros estadounidenses.Las grandes empresas estadounidenses de los dentífricos (Colgate, Kellog y DuPont) firmaron acuerdos con ella para crear un poderoso lobby del flúor

Todo se apoyaba en un descubrimiento de la década de los cuarenta, que puso de manifiesto que las personas que vivían en zonas donde donde el agua potable tenía unas concentraciones de fluoruro de 1 parte por millón (≥1,0 ppm) tenían menos caries que otras que vivían en lugares donde esas concentraciones de fluoruro en el agua potable eran más bajas. La clave está en que el fluoruro inhibe las bacterias que producen los ácidos de la boca y aumenta la remineralización de los dientes, en un proceso mediante el cual se “reconstruye” el esmalte dental tras haber comenzado a deteriorarse. Con estos descubrimientos se llegó a la conclusión de que el fluoruro de sodio previene la caries dental. 

Pero la auténtica verdad es que el «fluorar el agua» no fue más una maniobra de aquel gran  «lobby del flúor» y para ello se utilizaron los servicios de un científico estadounidense llamado Gerald Judy Cox (empleado de ALCOA), un investigador graduado por la Universidad de Illinois con un doctorado en química en 1.925 y que ocupaba un puesto permanente de profesor de investigación dental de la Facultad de Odontología de la Universidad de Pittsburgh 

 Durante la década de 1.930, este señor participó en un experimento de fluoración del agua bebida por ratas de laboratorio en el Instituto de Mellon en Pittsburgh , y se llegó a la conclusión de que el fluoruro añadido a la misma reducía las caries de estos roedores, por lo que se consideró conveniente añadirlo a los suministros de agua estadounidenses.

Y así es como empezó la fluoración del agua en Estados Unidos, un proceso por el cual se agrega fluoruro al suministro de agua potable de una zona urbana hasta que se alcance en la misma una concentración de aproximadamente 0,7 ppm (partes por millón), o 0,7 miligramos de fluoruro por litro de agua. Según los defensores de esta práctica, este es el nivel óptimo para prevenir la caries dental. 

Se empezó a hacer en la ciudad de Grand Rapids,estado de Michigan, EE.UU en el año  1. 945, ajustando el contenido de fluoruro en su suministro de agua a 1,0 ppm y convirtiéndose así  en la primera ciudad de América que puso en práctica este método. Sesenta años más tarde el 72 por ciento de la población estadounidense ya contaba con un servicio público de agua fluorada.

  Fuente

Lo malo es que el fluoruro de sodio (aparte de ser el principal ingrediente de los venenos para ratas y cucarachas y un desecho tóxico) también es un veneno acumulativo en el organismo. El flúor en su forma pura es altamente peligroso, y causa quemaduras químicas al contacto con la piel, aunque en forma de fluoruro, su peligrosidad es mucho menor ya que los compuestos con un anión de flúor (fluoruro; fluoride-containing molecule), consiguen que el mismo no tenga las mismas propiedades bioquímicas que el flúor libre (fluorine atoms). Gracias a eso las pasta de dientes y los colutorios o enjuagues dentales (aunque contengan fluoruro en dosis altas) no suponen peligro porque la absorción del flúor por la boca es muy pequeña. 

Sin embargo, el peligro está «en ingerirlo«.Beber agua fluorada (o tragarse las pastas dentífricas o colutorios fluorados) puede ser muy peligroso a la larga, porque este compuesto se absorbe rápidamente por la mucosa gástrica y una vez en el estomago reacciona con el ácido clorhídrico, formando ácido hidrofluorhídrico, que tiene efectos corrosivos directos sobre la mucosa gástrica (particularmente cuando se halla presente una elevada acidez gástrica) pasando al plasma sanguíneo con un pico de concentración máxima a las 3 horas de ingerirse y dirigiéndose a los distintos tejidos por mecanismos de transporte pasivo. Así es como se deposita en el tiroides, aorta, riñones, esqueleto y dientes (estos dos últimos sus principales depósitos). 

La dosis que debe ingerir una persona para presentar síntomas clínicos de intoxicación se ha calculado con una variación de entre 7 a 140 mg (este último valor equivale a 4 mg/kg de fluoruro de sodio). La dosis letal de fluoruro de sodio para un hombre adulto se estima en 5 a 10 gramos y para un niño en 500 mg (70 a 140 mg/kg)  
 
 Por eso la fluoracion del agua potable está prohibida en Alemania, Holanda, Francia, Canadá, Bélgica, Luxemburgo, Noruega, Suecia, Irlanda del Norte, Austria, República Checa, Finlandia, Islandia, Italia y Nueva Zelanda pero no en España. Aquí se rige por el Real Decreto 140/2003, de 7 de febrero que establece los criterios sanitarios de la calidad del agua para consumo humano. En el mismo figura en una tabla de valores con la indicación: “Fluoruro: 1,5 mg/l.” como valor máximo. Evidentemente con estas dosis, beber «agua fluorada» en España no parece peligroso pero lo malo es que el fluoruro de sodio del agua si se consume en exceso no lo podemos eliminar. 

Recomiendo para terminar echar un vistazo al documental «Fluoride: The Hard to Swallow Truth«, de Collective Evolution en donde se exponen los peligros del flúor en el agua potable

Si amigos. Ya lo hemos dicho en varias entradas de este blog. «El ser humano se envenena a sí mismo» y el flúor en el agua es otro más de los venenos que ingerimos. El  ión F- es un bioacumulador persistente y recibimos grandes cantidades del mismo en el agua y pastas dentales; también está presente en algunas bebidas embotelladas y alimentos procesados y deshidratados y el problema se agrava en los niños que al usar dentífricos fluorados muchas veces se los tragan sin escupirlos.

Así es que ya lo sabéis: «mucho cuidado con el flúor «

Fuentes:

«Fluor y agua de consumo – Su relación con la salud – Controversias sobre la necesidad de fluorar el agua de consumo» Mirta Elena Ryczel. 

Griffiths, J. «Fluoruro, el Golpe Tóxico de la Industria. FluorideIndustry’s Toxic Coup”. 1998 

Null Gary, Ph,D.Fluoride: «The Deadly Legacy

Toxic Secrets: Fluoride & the A-Bomb – (Nexus Magazine)» By Joel Griffiths & Chris Bryson.

The Dentist’s Tale — Fluoride Can Kill

Ecoosfera

Agua fluorada