La magia del cine

Recuerdo que hace veinticinco años estuve en París y se acababa de inaugurar la «Ciudad de las Ciencias y la Industria«. Contiguo al edificio principal, estaba el Géode que encerraba la sala «Omnimax«, el cine más grande del mundo con una pantalla panorámica de 1 000 m ² y 12 altavoces con una potencia total de 12.000 W. Se difundían las imágenes a través de un ángulo óptico de 180º superior al de la visión binocular humana que es de 120º y la pantalla envolvía al espectador. Era un espectáculo increíble.

Durante siglos, las diversas civilizaciones siempre han buscado procedimientos para reproducir la realidad. El sueño de las imágenes en movimiento es lo que dio lugar al cine y los antecedentes ya se remontan a los tiempos de aquel hombre primitivo que intentaba plasmar el movimiento de los animales en sus pinturas. En las Cuevas de Altamira hay una pintura rupestre con «un jabalí con ocho patas», que se suele citar como el ejemplo más antiguo de lo que es “la pintura con vocación cinematográfica”, respondiendo a la necesidad de su pintor de superar los límites de la imagen estática.

En el año 1600 A.C., el faraón egipcio Ramsés II le construyó un templo a la diosa Isis que tenía 110 columnas. De manera ingeniosa, cada columna tenía pintada la figura de la diosa en posiciones progresivas. Así cuando alguien las contemplaba con cierta velocidad desde una cabalgadura las figuras parecían “recobrar vida” y para los jinetes o para quienes iban en las carrozas… ¡Isis parecía moverse!

Los antiguos griegos también, a veces, decoraban sus vasijas con figuras en posiciones sucesivas de acción y al darles vueltas se creaba «la ilusión del movimiento». También en Roma en la espiral de la Columna Trajana (o Columna de Trajano) monumento conmemorativo erigido por orden del emperador Trajano que se encuentra en el Foro de Trajano, cerca del Quirinal, al norte del Foro Romano se nos muestra una sucesión de imágenes con una vocación «claramente narrativa» en la que se nos describen las proezas del emperador.

Posiblemente nunca se sabrá con precisión quién descubrió la «cámara oscura«, esa habitación sumida interiormente en la oscuridad y en la que un pequeño orificio circular, abierto en una de las paredes, deja penetrar un haz de rayos luminosos que produce en la pared opuesta la imagen invertida y coloreada de cuanto se encuentre al exterior, iluminado y frente a ese orificio. Se sabe que Aristóteles ya la utilizaba para estudiar los eclipses de sol y que la describía de la siguiente manera: «Se hace pasar la luz a través de un pequeño agujero hecho en un cuarto cerrado por todos sus lados. En la pared opuesta al agujero, se formará la imagen de lo que se encuentre enfrente«. La cámara oscura, conocida también como “la cámara negra” o “la cámara lúcida”, tuvo precedentes en el Egipto de los faraones, pero la más antigua descripción de la misma que se conoce es del siglo IX y se debe al astrónomo árabe Al-Kindi (Abul Yusef Ibn Isaac). Volvió a hacerlo otro astrónomo árabe, Al-Hazen (Abul Ali al-Hassan ibn al-Haïfan), traductor de Ptolomeo, y el monje franciscano inglés Roger Bacon, en el siglo XIII.

André Malraux, nos decía que “el cine no es más que el aspecto más evolucionado del realismo plástico que se inicia en el Renacimiento» y no le faltaba razón. En pleno Renacimiento el sacerdote veneciano Leon Battista Alberti, construyó una cámara oscura en 1460 que luego fue perfeccionada en el siglo XVI por Leonardo da Vinci y Benvenuto Cellini. Leonardo estaba preocupado por resolver en parte los problemas que planteaba la proyección de imágenes y en su “Codex Atlanticus” (Códice Atlántico) nos cuenta como emplear la cámara oscura para dibujar los objetos que en ella se reflejan. Nos realiza la siguiente descripción «Cuando el sol, durante un eclipse, asume la forma de luna creciente, toma un plato de metal delgado y haz un pequeño orificio en él, y coloca la cara de este plato hacia el sol, manteniendo una hoja de papel entre éste a la distancia de medio brazo; verás la imagen del sol aparecer en esta hoja en la forma de luna creciente, similar en forma y color a su causa (…) Pero desde el plato de metal al papel no debe haber otra apertura Más que el pequeño orificio. Así, una caja cúbica puede ser hecha de madera con sus lados transversales firmemente fijados, excepto por uno, donde se ha colocado él plato y el que lo enfrenta, el cual está hecho con una delgada hoja de papel o pergamino engomada a los bordes de la caja de madera (…)«.

A partir de ese momento la cámara oscura fue utilizada como herramienta de dibujo y pintura, extendiéndose rápidamente en Europa y en el siglo XVII, en 1611, el astrónomo alemán Johannes Kepler publicó su “Diptrice” donde, entre otras cosas, desarrollaba los principios científicos de la misma. El físico napolitano, Giovanni Battista Della Porta, creó el primer espectáculo luminoso para una habitación negra anteponiendo a un orificio una lente biconvexa (lupa) y con ella obtuvo mayor nitidez y luminosidad en la imagen.

Los primeros intentos de representar el movimiento se efectuaban en la antigüedad clásica con las llamadas “sombras chinescas”. Las sombras chinescas, eran una proyección de imágenes en movimiento que narraban una historia proyectando dibujos en una pared. Hacia 1850, el oficial austriaco Franz von Uchatius tuvo la ocurrencia de colocar varias imágenes en semicírculo, con situaciones distintas de un mismo movimiento, pasando por detrás una antorcha encendida y así consiguió por ver primera proyectar una «sensación de movimiento continuo”. Con un poco más de tecnología Athanasius Kircher un jesuita alemán, que vivió entre 1602 y 1680 construyó hacia 1640 la llamada «linterna mágica» definida en su tratado «Ars magnae lucis et umbrae«, editado por primera vez en 1645 aunque parece ser que hay antecedentes de linternas mágicas ya usadas por los sacerdotes de Eleusis y de Menfis de las que Platón se acordó para elaborar su “mito de la caverna”. Kircher dibujaba cada figura por separado en un pedazos de vidrio, las colocaba en su aparato y las proyectaba en la pared. Luego, movía los vidrios desde arriba con cuerdas.

De hecho el sueño de que “las imágenes se movieran y adquiriesen vida» continuó y en 1660, y un matemático danés, llamado Thomas Walgestein, sustituyó la luz solar que requería la «linterna mágica» reemplazándola por otra artificial. Así nació así la llamada «Linterna terrorífica«, uno de los antecedentes remotos del cine. En 1792 Paul Philidor inventó la “retroproyección móvil” e hizo unos primeros espectáculos de fantasmagoría, primero en Berlín y luego en Londres aunque sin mucho éxito.

La simetría de reflexión que ya se conocía desde tiempos antiguos fue encerrada en 1816 en un tubo pequeño por Sir David Brewster (1781-1868) que le dio a su invento el nombre de “Caleidoscopio” (del griego «bonita forma»).Los caleidoscopios, durante la época victoriana alcanzaron su cenit, y en aquellos tiempos se fabricaron miles de ellos en toda Europa, aunque –irónicamente- Brewster obtuvo muy poca remuneración por su invención, debido a un fallo con el registro de patentes.

En 1824, Peter Mark Roget descubrió el principio de la llamada «Persistencia de la Visión» y presentó su tesis ante la Royal Society de Londres. En realidad lo redescubrió, porque el concepto era conocido desde los tiempos clásicos y Tito Lucrecio Caro, poeta latino que vivió por los años 96 a.C. ya se refería a ello en su obra «De rerum natura«; también fue citado por Ptolomeo entre los años 138 y 180 d.C. La “persistencia retiniana” es el fenómeno por el cual una imagen percibida por nuestros ojos se mantiene una fracción de segundo después de que el estímulo físico que la ha producido haya desaparecido y así nuestros ojos «retienen temporalmente» la imagen de cualquier cosa que hayan acabado de ver.

Es en el principio vital de la «Persistencia de la Visión» en lo que se basa cine. La persistencia retiniana varía en función de la intensidad de la luz que impresiona la retina y con iluminaciones fuertes se evalúa en 1/48 de segundo, mientras que en las débiles es de 1/20 de segundo. Se trata de una especie de “inercia” en la regeneración del pigmento, que se decolora durante el proceso de visión. Una cámara cinematográfica lo que hace es tomar una serie de fotografías instantáneas (llamados “fotogramas”) que fijan un instante determinado de lo que acaece ante ella. Cuando se procede a la proyección de esas fotografías, cada una se mantiene en pantalla un periodo de tiempo del orden de 1/48 de segundo, intercalándose entre una y otra un intervalo de oscuridad, durante el cual se procede a la sustitución de un fotograma por el siguiente. Gracias a la “persistencia retiniana”, el ojo humano, al contemplar esas imágenes que se suceden al ritmo de 24 imágenes por segundo (en el cine mudo, 16 imágenes por segundo) funde cada una de ellas con la siguiente y la mente humana, para salvar la mínima diferencia existente entre las mismas, “cree ver” que las figuras retratadas realizan los movimientos necesarios para explicar esa diferencia, con lo que restituye a las imágenes estáticas el movimiento que efectuaron las originales

Por eso, y a partir de este principio empezaron a desarrollarse rápidamente numerosos artificios ópticos para «recrear el movimiento». El primero de ellos lo patentó el Dr. John Ayrton Paris y se llamaba “Traumátropo”. Se trataba de un juguete óptico consistente en un disco de cartón con los extremos atados a un par de cuerdas.

Y es que una sucesión rápida e interrumpida de estímulos visuales provocan en nosotros la experiencia de un movimiento y entre 1829 y 1866 se desarrollaron distintos aparatos, como el llamado “Fenakitoscopio” (del griego «engañoso») inventado por J. Plateau en 1829 consistente en dos discos montados sobre un vástago; el disco que estaba al frente tenía ranuras en el borde y el disco en la parte posterior tenía una secuencia de dibujos. Alineando las ranuras con los dibujos y mirando a través de las aberturas, al hacer girar los discos y se obtenía “la ilusión de movimiento”

Otro fue el «Estroboscopio» un instrumento inventado por el matemático e inventor austríaco Simón von Stampfer hacia 1829, que permitía visualizar un objeto que estaba girando como si estuviera inmóvil o girando muy lentamente

Otro fue el «Fantascopio» del Dr. Lake de 1832 que era una linterna mágica a la que se le adaptaba un mecanismo de movimiento intermitente, con seis aspas en cada una de las cuales se adosaba una instantánea fotográfica. Duró poco porque enseguida apareció el “Zootropo” o tambor mágico de William George Hörner, (también llamado “rueda de la vida”) que apareció en Norteamérica en 1867 y que se vendió como un juguete. Tenía largas tiras de papel con una secuencia de dibujos en ellas, que se insertaban dentro de un cilindro con ranuras. Se giraba el cilindro, se miraba a través de las ranuras y los dibujos “parecían moverse”. Otro invento fue el “Praxinoscopio” del francés Emile Reynaud en 1877 que fue el primero en crear “secuencias cortas de acción dramática” dibujando en una tira de 30 pies de longitud de una sustancia llamada «Cristaloide». Esto abrió el camino a los tremendos avances que vendrían después

Fue el fotógrafo inglés Edward James Muybridge (1830-1904) a quien se le ha llamado con propiedad «El abuelo del cine» el que consiguió inventar en 1873 un aparato llamado «Zoopraxiscopio» que tenía un método para dividir los movimientos mediante una serie de enganches sucesivos. El artilugio consistía en un un plato circular de vidrio, con una especie de obturador y una linterna mágica Véase esta pagina donde se explican algunos ejemplos de su técnica y este video con los movimientos de un caballo al galope

Continuando con los “inventos” en 1874 el astrónomo francés, Jules Janssen (1824-1907) inventó el «Revólver Fotográfico» para fotografiar el paso de Venus delante del Sol, desde Japón, registrando 48 imágenes sobre un disco 25 cm de diámetro y años después, en 1877, Émile Reynaud (Francia, 1844-1918) perfeccionó su aparato y construyó el llamado «Praxinoscopio» que mejoraba la experiencia del movimiento al incluirle un segundo tambor en el centro del tambor principal con espejos orientados adecuadamente para reflejar los dibujos que daban la ilusión del movimiento.

Un año después Esteban-Jules Marey (físico francés, 1830-1904) construyó lo que llamó el «Fusil fotográfico» que registraba 12 imágenes por segundo sobre una misma placa. Véase el video siguiente

Y Reynaud siguió perfeccionando sus inventos y consiguió en 1888 poner en marcha lo que él llamó «El Teatro óptico» que proyectaba en una pantalla películas de dibujos animados en colores, con una duración de diez minutos utilizando película perforada. Fue el primero en utilizar las técnicas modernas del dibujo animado. En 1888 Louis Aimé Augustin Le Prince (Francia, 1842-90) también hizo películas a 10 y 12 imágenes por segundo sobre bandas de papel sensibilizado de 5,5 cm de anchura. Véase la grabación siguiente titulada «Accordion Player» que dura unos pocos segundos con una velocidad de proyección de entre 17 y 20 fotogramas por segundo.

También Leon Bouly (1862-1932) en febrero de 1892, registró la patente nº219.350 de una cámara de secuencia llamada «Cinématographe» (un término que después Lumière tomó sin temor a una demanda, porque Bouly no pagó las anualidades de su patente). En el Bouly Cinématographe, su película estaba impulsada por un rodillo segmentario y detenida intermitentemente por un sensor de presión. Bouly depositó una segunda patente, el 27 de diciembre de 1893, para una máquina capaz de grabar y proyectar.

El impulso al cine lo dio Eastman Kodak cuando en 1889 inventa la “película flexible con base de celuloide” lo que fue aprovechado por Thomas Alva Edison (Amér., 1847-1931)

Edison al que llamaban al que llamaban «El brujo de Menlo Park» registró en 1891 la patente de su “Kinetoscopio”, que puede considerarse como el «primer artefacto cinematográfico».

El Kinetoscopio era un aparato de visión individual con una película de 35 mm. perforada dentro de una caja de madera de poco más de un metro de altura que disponía de un orificio en la parte superior por donde se veía la «película» a través de una lente mientras se giraba una manija que al girarla activaba el mecanismo. Tenía una serie de cilindros por los que corría el rollo de la película con las imágenes y una lámpara eléctrica que permitía que esas fotografías se proyectasen hacia la lente. En 1894 se realizó la primera proyección abonada en el Cinetoscopio Parlor de Nueva York con una filmación de danzas orientales. Se llamaba «Turkish Dance, Ella Lola» (1898)

Los experimentos iniciales de Edison para el desarrollo de su Kinetoscopio se basaban en su “Fonógrafo”. Al principio con pequeñas fotografías ordenadas en secuencia sobre un cilindro que al girarlo proyectaban la ilusión de movimiento por reflejo de la luz, pero no resultaban una manera muy práctica. Por eso Edison viajó a Francia, donde conoció a Etienne-Jules Marey, el médico y fotógrafo que había desarrollado aquel «Fusil fotográfico» (también llamado “cronofotógrafo”) y perfecciono su idea. Al principio el problema era que que no existían rollos lo suficientemente largos y duraderos para sus experimentos, pero como la Eastman Company ya había inventado “la película de celuloide” los Laboratorios Edison pudieron comprar una gran cantidad de este nuevo film para trabajar. Así fue como para 1890 ya estaba desarrollado aquel invento.

El Kinetoscopio junto con el Kinetógrafo (básicamente el mismo invento pero para filmar las imágenes) tuvo un gran éxito y Edison, comenzó una gran producción de estos aparatos para ferias y exposiciones. Estos aparatos se convirtieron en unos dispositivos “traga-monedas” que algunos empresarios explotaron durante algún tiempo porque venían con una ranura por donde se colocaba una moneda para habilitar el visor y permitir girar la manija para la proyección de la película, o sea que eran muy incómodos, ya que era necesario aplicar el ojo para poder ver la película. Además Edison no pudo ver que «el negocio se expandiría» y no aplicó para su patente el derecho internacional por lo que, en los años siguientes en Europa comenzó la llamada «guerra por las patentes de las imágenes en movimiento».

Así fue como llegaron los hermanos Auguste y Louis Lumière que fueron los que construyeron el primer captador y protector de imágenes en movimiento que hoy llamamos «cine«.

El padre de ambos hermanos se llamaba Antoine Claude Lumière y era un pintor y fotógrafo que regentaba en Lyon (a donde había tenido que trasladarse desde Besançon en Francia por el estallido de la guerra franco-prusiana) un estudio fotográfico. Un hombre muy innovador que ya en sus sesiones fotográficas utilizaba luces artificiales de diferentes colores y que quiso que sus dos hijos mayores estudiaran en el mejor Instituto Técnico de aquella ciudad, «la Ècole de La Martiniére» regido por los principio masónicos con los que él comulgaba y que desde niños inculcó a sus dos vástagos.

Como estudiante Auguste se sintió atraído por la fotografía y con sólo 20 años ya fundó con su padre y su hermano la «Sociedad de Placas y Papeles Fotográficos Antoine Lumière e hijos» y cuatro años más tarde creó la empresa de productos químicos «Brevets Lumière«. El interés de Auguste y Louis por las «fotografías animadas» se despertó cuando su padre les trajo de París el «kinetoscopio de Edison” y ellos pensaron que aquel inventó sería mejor si el aparato proyectara las imágenes sobre una pantalla, en vez de tener que usarse de forma individual al igual que aquel «Teatro Óptico» de Emile Reynaud. Así fue como en 1894 lograron dar con la solución a los complejos problemas técnicos que tenía la idea. Según le gustaba relatar a Auguste, el mérito fue de Louis que halló la respuesta después de una noche de insomnio: «Una mañana entré en la habitación de mi hermano, que no se encontraba buen y guardaba cama. Me dijo que no había dormido y que, en el silencio de la noche, había perfilado las condiciones que nos permitirían alcanzar el objetivo que perseguíamos, imaginando un mecanismo capaz de resolver el problema. Me dijo que era necesario imprimir a una cápsula porta-agujas un movimiento alterno, parecido al de un mecanismo de las máquinas de coser. Las agujas penetraban en las perforaciones practicadas en los márgenes de la película y le imprimían un impulso; finalmente se retiraban y dejaban inmóvil la película mientras el sistema de deslizamiento volvía a la posición primitiva. Fue una revelación«, explicó una vez.

El captador y proyector simultáneo de imágenes de los hermanos Lumière se basaba, como todos sus inventos predecesores en el principio de la «la persistencia retiniana«. Los hermanos Lumiére patentaron su invento el 13 de Febrero de 1894 con el nombre de «Cinématographe» («Cinematógrafo») copiando la patente de Leon Bouly que estaba libre por no haber este pagado las anualidades de la misma). La fecha de su presentación pública, fue el 28 de diciembre de 1895. En el video siguiente tenemos una muestra de dos de sus primeras cintas «La Llegada de Un Tren» (L’arrivée d’Un Train) y «La Salida de los Obreros de la Fábrica Lumière» (Sortie des Usines Lumière à Lyon)

Se calcula que entre 1895 y 1897 los hermanos Lumière produjeron 815 proyecciones en diferentes partes del planeta pero económicamente no le vieron rentabilidad a su invento y pensaron que ´El cinematógrafo no tenía ningún futuro‘.

Sin embargo se negaron a vender su patente a George Meliès, al Museo Grévin y al Folies Bergère y lo utilizaron para grabar grandes eventos. Fue George Meliès el que dio realmente sentido al cine y construyó en 1897 el primer estudio de cine europeo, creando cerca de 500 películas dentro de los siguientes 15 años. Su película más conocida es la de «Un viaje a La Luna» de 1902, (Le Voyage Dans La Lune), en donde introdujo varias escenas surrealistas y efectos especiales. También fue quien por primera vez introdujo el concepto de «guion» e «historia» para hilar las imágenes, así como el desarrollo de personajes, fundidos y efectos de edición. Con esta película empezó realmente el cine porque Georges Méliès demostró que el cine no sólo servía para «grabar la realidad» sino también para «recrearla» y «falsearla«.

La magia del cine continuó y después vinieron aquellas películas mudas de 1909 a 1925, el cine sonoro que en 1926 introdujo la productora Warner Brothers (conocido como Vitaphone), los experimentos con película de color que comenzaron en 1906,y que hacia 1933 terminaron en el Technicolor. El «Cinerama» con aquel espectacular sistema de proyección y sonido, con una gran pantalla panorámica y curvada que cubría todo el campo visual del espectador. El «Cinemascope» con sus estereofónicas 4 pistas y la tecnología IMAX presentada en el pabellón Fuji de la Expo ’70 en Osaka con aquella película «Tiger Child» con imágenes tan grandes y claras que parecían envolverlos y el «sonido Dolby«.

En cambio el cine en 3D que ya fue inventado a principios del siglo XX no ha evolucionado mucho. De hecho el primer cortometraje en 3 dimensiones fue el de Edwin Porter (Amer., 1869-1941) y W. E. Waddell, que se proyectó en el Teatro Astor, de New York en 1915. Se dieron tres cortos, a saber:

1) Escenas rurales de los Estados Unidos.
2) Selección de escenas de JIM THE PENMAN,
3) Un documental sobre las cataratas del Niágara.

La primera película en 3D data nada menos que de 1922 y después hubo un boom a comienzo de los 50 de estas películas. Uno de mis títulos favoritos es aquella titulada «Creature from the Black Lagoon» (La mujer y el monstruo) de 1954 que tiene un uso del 3D genial,

El cine 3D actual aunque ahora tiene un sistema de rodaje de mejor calidad aún no ha superado a algunas « de aquellas películas clásicas de 3D» como la que cito y salvo alguna película reciente (recuerdo «Toy Story 3«) tiene aún un uso bastante pobre que perjudica más que beneficia a la película.

Pero «el futuro» de esta hermosa aventura aún está por llegar

    Fuentes:

Chronocine

Kinetoscopio de Edison

8 Comentarios

  1. Keneth Shobe dice:

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  2. sara dice:

    Me ha encantado el reportaje, es fantástico.
    Me gustaría saber donde puedo encontrar más información sobre esto: «parece ser que hay antecedentes de linternas mágicas ya usadas por los sacerdotes de Eleusis y de Menfis de las que Platón se acordó para elaborar su “mito de la caverna”»
    Me ha parecido muy interesante.
    Gracias por compartir tus conocimientos con nosotros.

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    1. mrjaen dice:

      Muchas gracias amiga. Puedes leer para ampliar información el libro «Las dos Babilonias» de Alexander Hislop. Aquí te dejo el enlace

      Haz clic para acceder a Las-Dos-Babilonias-Alexander-Hislop-ESP.pdf

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      1. sara dice:

        Muchas gracias, ¡ Lo leeré !

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      2. mrjaen dice:

        Este enlace también te va a ayudar a ampliar información sobre el tema

        Haz clic para acceder a T34098.pdf

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  3. luis dice:

    Interesantisimo reportaje, me lo he leído de cabo a rabo.
    Enhorabuena

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    1. mrjaen dice:

      Muchas gracias amigo.

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