Quiero contaros las impresiones que me producen algunos colores en relación a la elección de nuestro nuevo papa Francisco, porque los colores nos afectan psicológicamente y nos producen ciertas sensaciones. Concretamente a mi me han venido a la mente tres: el blanco, el verde y el negro.
El blanco es un color asociado con la pureza, con la fe y con la paz y también es el «color de la sotana» que se le pone al Pontífice en la sacristía de la Capilla Sixtina (Sala de las Lagrimas) tras ser elegido en el cónclave . No se sabe bien de dónde viene esta costumbre de «vestir de blanco» a los Papas. Algunos dicen que viene de la época de Constantino el Grande y que esta vestimenta deriva de la túnica de lino, de influencia bizantina, que vestían los aristócratas romanos como «traje civil». Al usarla, el obispo de Roma daba una prueba de humildad al «no distinguirse de los demás ciudadanos» y así sólo usaba las insignias propias de su dignidad (el rojo de la «púrpura imperial» símbolo de su «suprema autoridad espiritual») para las funciones sacras, Otros opinan que la «sotana blanca» corresponde al alba que el Papa revestía sobre su túnica roja para los actos litúrgicos y no falta quienes explican que el uso de la sotana blanca es simplemente una «herencia» de la costumbre de algunos Papas pertenecientes a órdenes religiosas como los dominicos de «no dejar su hábito» (que era blanco también)
A mi el color blanco como «símbolo del papado» estimula mi imaginación para esperar «cosas buenas» de nuestro nuevo papa Francisco.
El color verde es un color que está directamente ligado con la naturaleza, con el campo y con la hierba, y que sirve de transición entre los dos grandes grupos de colores: los cálidos y los fríos. Este color nos trasmite la alegría de vivir y sobretodo «la esperanza«. Cuando fue designado pontífice el cardenal Bergoglio. el cardenal Giovanni Battista le preguntó «¿Quo nomine vis vocari?» («¿Con que nombre quieres ser llamado?» y él respondió «vocabor Franciscus» (Me llamaré Francisco).
Al adoptar el nombre de «Francisco» el nuevo papa hizo honor a San Francisco de Asís, que es un santo famoso por su «voto total de pobreza«. Así es que para mi el nombre de Francisco en nuestro Pontífice me da una sensación de «verde esperanza» de que haya venido para limpiar tantos «trapos sucios» como la Iglesia católica ha acumulado en estos últimos años
El color Negro también me vino a la mente y esto no es un buen presagio. Sentí esa sensación cuando asocié a nuestro nuevo Papa con «las profecías de Nostradamus«. Hoy aparece un artículo en «El Mundo» que comenta la «paradoja» de que nuestro nuevo papa se reencuentre con un color, el blanco, que parecía inaccesible a los miembros de su orden (la Compañía de Jesús) que tiene como símbolo «el color negro de sus sotanas» desde hace casi cinco siglos hasta el extremo de que se considera como «El Papa Negro» a la máxima autoridad de esa Compañía.
El color negro está relacionado con «todo lo que está escondido y velado» y también es «el color del miedo». Por eso os quiero recordar que Michel de Nôtre-Dame (Nostradamus) aquel médico, consultor astrológico y vidente del siglo XVI publicó en el año 1555 su obra profética «Las verdaderas centurias astrológicas y profecías» y que este personaje dejó sus «profecías» escritas en un lenguaje esotérico donde predijo «hechos muy precisos» como la trágica muerte del rey Enrique II, la desatinada huida de Luis XVI a Varennes o el nacimiento de Napoleón I.
Y el famoso profeta afirmó en uno de sus escritos que será nombrado un “Papa negro u oscuro” y que después de este Papa «no habría ningún otro» porque vendría el temido Apocalipsis»
Leyendo esto se me ha puesto la «carne de gallina» porque de este artículo parece deducirse que la elección como sucesor al trono de San Pedro del Papa Francisco está en cierto modo vinculada a aquella profecía del “Papa Negro de Nostradamus»
Así es «que cada cual se quede con el color que más le guste»
Exelente información,felicitaciones y sigan compartiendo.
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Muchas gracias por su apoyo
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En 1999, el periodista Horacio Verbisky dio a conocer la historia de dos sacerdotes jesuitas, secuestrados y torturados en Argentina, después de que perdieron su licencia, por orden de Jorge Mario Bergoglio.
Jorge Mario Bergoglio, el argentino que se convirtió en el nuevo Papa de la Iglesia Católica (Francisco I), fue señalado por el periodista argentino Horacio Verbisky de haber apoyado a la dictadura militar en Argentina entre 1976 y 1982.
Bergoglio negó protección a jesuitas secuestrados por el gobierno de facto.
En el libro El Silencio, Verbisky (Editorial Sudamericana, 2005) cuestionó a Bergoglio por haber delatado y retirado la licencia a los sacerdotes jesuitas Francisco Jalics y Orlandio Yorio.
Los dos sacerdotes fueron secuestrados y torturados por un grupo de la Escuela de Mecánica de la Armada (ESMA), poco después de perder la protección por orden de Bergoglio. Los curas, entrevistados por Verbisky, sospecharon que el hoy nuevo Papa los había delatado.
En 1999 el periódico Página 12, publicó un texto titulado “La llaga abierta”, en el que cuestionó: “¿Padre, qué hiciste tú durante la Guerra Sucia?”
Esto dice el texto de Verbisky que apareció en la edición del 9 de mayo de 1999.
La designación del monseñor Jorge Bergoglio como arzobispo de Buenos Aires y su prevista exaltación al cardenalato, han reabierto en la Iglesia Católica el siempre latente debate sobre la conducta de sus jerarquías durante la guerra sucia militar contra la sociedad argentina de la década del 70, publicó Verbisky en mayo de 1999 en Página 12.
El sacerdote Orlando Yorio, quien durante cinco meses de 1976 estuvo secuestrado junto con su colega Francisco Jalics en la Escuela de Mecánica de la Armada, dice que Bergoglio, quien desde 1973 había sido su superior inmediato como Provincial de la Compañía de Jesús, “no nos avisó del peligro en ciernes” y “tampoco tengo ningún motivo para pensar que hizo algo por nuestra libertad, sino todo lo contrario”.
El periodista argentino buscó a Bergoglio para que respondiera a las acusaciones; sin embargo, ésta llegó en forma de homilía:
Vestido con un viejo traje gris, cerrado con un cuello de celuloide blanco sobre la camisa oscura como única identificación sacerdotal, Bergoglio calza unos gastados y brillosos zapatos negros. Si estas cuestiones debieran dirimirse por impresiones personales, el Arzobispo correría con ventaja.
Habla con el lenguaje llano de Buenos Aires, pero sin los constantes lunfardismos de su predecesor, Antonio Quarracino. Delgado, con un mechón de pelo gris que cae sobre su frente y le da un aire juvenil a sus 62 años, tiene algo de Fred Astaire o Stan Laurel.
Es cálido y persuasivo, muy parecido al retrato que pintan sus ex compañeros jesuitas que hoy lo aborrecen. De nada de eso está dispuesto a hablar. “Le doy esto para que me conozca”, dijo mientras entregaba una copia de su homilía en la Misa Crismal del 1º de abril de este año.
Ese texto espiritualista se refiere a “la unción con el aceite perfumado, que es símbolo de gozo y alegría”. Redactado semanas antes de que se iniciara esta polémica, contiene referencias a “las dificultades y conflictos que suelen suscitarse entre nosotros sacerdotes”.
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Muy buen apunte amigo mío. Te agradezco la información que aportas
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