La realidad de los asesinos es en ocasiones muy compleja. Tan compleja es, que a veces la línea entre «la imaginación» de estos sujetos y «la simple verdad» es muy tenue. Me estoy acordando de una película estadounidense del Director John McNaughton de 1986 titulada «Henry: Portrait of a Serial Killer» («Henry:,Retrato de un asesino») que, basada en hechos reales, me permitió descubrir por su protagonista «que la maldad existe»
El caso de los niños Ruth y José que desaparecieron en Córdoba es una larga historia con un «protagonista de maldad suprema» que no es otro que el padre de los dos menores, llamado José Bretón. Este hombre el 8 de octubre de 2011 denunció ante la Policía española la desaparición de sus hijos, justo-qué casualidad- un día antes de que su esposa y madre de los dos menores, llamada Ruth Ortiz lo denunciara por «malos tratos sicológicos, insultos y vejaciones» en la Comisaría Provincial de Huelva. El «calvario» de esta mujer acababa de empezar. El canalla de su marido se «vengaba de ella» quitándole lo que mas quería: a sus dos hijos.Ahora bien, según José Bretón «los niños se le habían perdido» por lo que puso la oportuna denuncia.
La Policía registró una vivienda de los abuelos paternos en el polígono de «Las Quemadillas» y encontró «restos óseos» entre las cenizas de una hoguera pero-inexplicablemente- el departamento de Antropología Forense de la Policía Científica dijo que esos restos «eran de animales» con lo que «validaron la coartada del padre» (que se había prestado voluntariamente a colaborar con la policía)
Se rastreó el río Guadalquivir en una zona junto a la citada finca sin resultados. Aún así la Policía española encontró inconsistencias en los testimonios de José Bretón y lo detuvieron como «principal sospechoso» de la desaparición de sus hijos, ingresando en prisión el 21 de octubre acusado de dos delitos: «detención ilegal» y «simulación de delito»
La madre Ruth Ortiz con ese «sexto sentido» que le da Dios a algunas personas se personó el 9 de noviembre en esta causa judicial como parte interesada porque «nunca se creyó las historias del marido» y el año 2011 terminó con una orden de la Interpol activando la búsqueda internacional de estos dos menores.
El 15 de marzo de 2012 la Policía española reconstruyó hasta en quince ocasiones la llegada de Bretón hasta el parque donde supuestamente «se le extraviaron sus dos hijos«. El 7 de mayo el juez procesó a José Bretón de las acusaciones que tenia. Recordemos que las mismas eran por dos delitos de «detención ilegal» y «simulación de delito» pero este pájaro continuó manteniendo la versión de que «sus hijos se le habían extraviado«. A finales del mes de Junio se hizo otro registro en presencia de Bretón, en ‘Las Quemadillas’, el río Guadalquivir y dos fincas anexas sin encontrar ningún rastro, y unos días después técnicos y arqueólogos abrieron fosas en ‘Las Quemadillas’ sin hallar ningún rastro, inspeccionandose también la vivienda principal, la parcela, dos parcelas anexas y una gravera, todo en presencia de José Bretón y sin hallar rastros de los niños .
Afortunadamente el 27 de agosto, un nuevo análisis de los restos óseos de las cenizas de la hoguera de «Las Quemadillas» (¡que nombre mas apropiado!) sacó la confirmación de «los restos óseos podían pertenecer a los dos niños desaparecidos»
José Bretón con un «tinte maestro de maldad» ha estado DIEZ MESES lamentándome a «cara de perro» por la desaparición de sus niños y sosteniendo la versión de «que se le habían perdido«. Serafín Castro, responsable policial del caso de Ruth y José, en una entrevista a ‘El Programa de Ana Rosa‘, contó cómo Bretón «le llegó a comprometer» mientras inspeccionaban la hoguera de «Las Quemadillas» . Según el comisario, este le animó a terminar con todo el enigma y Bretón con sonrisa enigmática le comentó: “Los niños están muy cerca, muy cerca, pero no lo puedo decir” (y «tan cerca» como que estaban «sus huesecillos en las cenizas de la hoguera «)
Bretón «no es un loco» sino un hombre «que miente a conciencia”. Sus informes psiquiátricos, le dan un coeficiente intelectual de 121, (bastante más elevado que la media, situada entre el 80 y el 90) y según las conclusiones de los psiquiatras que lo han revisado “no tiene ningún tipo de trastorno mental”, sino “una mente plenamente clara”. Con astucia y maldad se intentaba ganar la confianza de la Policía invitándolos a comer a su casa y lo más siniestro de todo- según el Comisario- es hasta qué punto José Bretón habría «maquinado una y otra vez el supuesto asesinato de sus hijos». Al parecer, según hipótesis de la policía, el padre de los niños quería «tenerlo todo bajo control» hasta el límite de «ganarse la amistad de sus vecinos» para poder entrar en sus casas e intentar observar desde ese punto «el ángulo de visión de su finca» para comprobar si desde allí se observaba «la hoguera»
Estamos hablando de un hombre «que calcula y se inventa una historia«, que vuelve loca a la Policía y «que goza cometiendo un delito por el dolor ajeno que causa”. Su único móvil: «vengarse de su mujer, Ruth Ortiz«. Lo dicho LA MALDAD EN ESTADO PURO