Hoy 19 de Junio, la tradicional fiesta española del “Corpus Christi” ha sido eclipsada por «otra fiesta mayor»: la de la proclamación del nuevo Rey de España Felipe VI tras la abdicación de su padre don Juan Carlos I. Recibimos a nuestro nuevo rey bajo el «shock» del ridículo que anoche hizo en el Mundial de Brasil la selección española de fútbol
Habrá agoreros que dirán que esto es un mal presagio pero en realidad la selección española lo que para mi representa es la cruel imagen de un país que no tiene esa imagen de «fuerza con la que se nos vendió la imagen de «la roja» y eso es exactamente lo que hoy recibe nuestro nuevo rey. Un país debilitado.
La abdicación del rey Juan Carlos I ha tenido críticas jocosas. Para mi la más incisiva y mordaz fue aquella que hizo la revista satírica «El Jueves» en su edición del pasado 4 de Junio de 2014 que le costó tener que retirar 60.000 ejemplares de los kioscos
En aquella portada nos presentaba a un rey cesante que imponía a su hijo «una corona sucia y maloliente» y aquello le costó a esa revista el que toda su cúpula de dirigente tuviera que dimitir, incluida la del gran viñetista Manel Fontdevila que se despidió por Twitter de sus seguidores.
Pero yo creo que en aquella portada lo que pretendía la revista «El Jueves» no era atacar a la Corona, ni denigrar a don Juan Carlos o a su hijo sino más bien poner de manifiesto que Felipe VI va a recibir hoy «una España maloliente», y no por culpa de la monarquía sino por el hecho de que-poco a poco- y desde la transición se ha convertido en un país «que se ha salido de madre» regido por una casta política que vive del presupuesto y cuya organización territorial se basa en un Título de su Constitución (VIII .Artículo 137) que recoge los derechos de sus «Comunidades Autónomas», algunas de las cuales los han utilizado para gestionan sus intereses de una manera un tanto peculiar. Recordemos que algunas han decidido crear «cortijos de votantes» con gastos faraónicos y
que otras los han usado para «diferenciarse de España» con «embajadas» y «políticas identitarias»
El hecho de que muchas CC.AA están quebradas ya nos lo puso de manifiesto hace dos años la Agencia «Standard &Poor’s» cuando rebajó la calificación de nueve de ellas calificando sus emisiones de deuda como «bonos basura» y es un hecho que la Comunidad Valenciana ya está en absoluta quiebra.
¿ Y qué puede hacer Felipe VI con la España que recibe? Lo primero darse cuenta de que que «no recibe un estado sino un conjunto de 17 estados en miniatura» y que algunos de esos mini-estados se quieren ir de España. Concretamente Cataluña ya prevé convocar otro referéndum de independencia y su presidente don Artur Mas y el también presidente del Grupo La Caixa, don Isidre Fainé quieren que Felipe VI participe en un acuerdo entre los gobiernos central y catalán.
Felipe VI empezaría mal su reinado si decidiera colaborara con la ruptura de un estado cuya unidad simboliza, pero tiene un gran espejo en el que mirarse. El de «aquel otro Felipe«, antepasado suyo, el gran rey Felipe II
Felipe II también recibió su trono por la abdicación de su padre (Carlos V) y en 1556 heredó una España muy parecida a la que hoy recibe Felipe VI. Una nación con un «conglomerado de autonomías«, cada una con sus propias leyes e instituciones, pero fue capaz de levantar su país y convertirlo en aquella nación donde «no se ponía el sol» porque reinaba sobre más de la mitad de Europa occidental, las islas Filipinas, América del Sur y territorios de Asia.
Quiero ser optimista y plantearle a nuestro nuevo Rey el reto de que «vuelva a unir a España» y la convierta en un estado fuerte como ya lo hizo anteriormente su noble antepasado.
Después de todo «soñar no cuesta dinero» (también soñé que España revalidaría su título mundial)
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